Llueve, las gotas golpean el cristal con
violencia y el parque se va cubriendo con un manto de hojas amarillentas, Alice
mira por la ventana y se abriga con un chal para protegerse del frío
de esa tarde tan desapacible. En un momento su mirada se cruza con la de
un joven que la observa parado en la calle, empapándose hasta los huesos y con
una sonrisa forzada en el rostro.
Al principio no lo reconoce, no puede ser,
él está muerto, ella misma vio como le disparaban y caía abatido, entonces se
fija en sus profundos ojos verdes, esos en los que se perdió tantas veces
mientras hacían el amor y no le cabe la menor duda, es él, James, aquel que le
prometió amor eterno, que la protegería siempre, aquel que la abandonó una
calurosa noche de verano cuando salían de un hotel y un desconocido le disparó
en el pecho mientras otro la cogía a ella y la metía con violencia en una
furgoneta.
Aun recordaba los días que pasó llorando
semiinconsciente encerrada en una habitación húmeda, fría sin ventanas y sin
contacto con el exterior y como apareció después de un tiempo que no podría
determinar, en medio de un descampado, descalza y con una venda en los ojos,
cuando consiguió orientarse anduvo sin rumbo hasta que vislumbró los faros de
un coche, se dirigió hacia la carretera y un coche con una pareja mayor la
recogió y la llevó a la comisaría más cercana.
Las luces amarillentas conferían un
retrato en blanco y negro en su memoria, sobre lo ocurrido en la sala donde
habló con los inspectores, allí le explicaron que su marido había puesto una
denuncia por desaparición hacia dos meses y que aunque habían seguido varias
líneas de investigación, no encontraron ningún hilo del que tirar.
Descubrieron que mantenía una relación con
un chico más joven y que en los últimos meses antes del secuestro se había
comportado de una manera extraña, y una noche sin más se perdió su rastro.
En un primer momento sospecharon de su
esposo, tenía un motivo y pensaron que podía ser un tema de celos, pero
cuando comprobaron su coartada de aquella noche vieron que era sólida y que él
se encontraba a mil kilómetros de donde sucedió todo.
Ahora que ella había aparecido, esperaban
que pudiera explicarles algo que aclarara lo sucedido.
El inspector Logan le ofreció un café y
pospuso su interrogatorio hasta que la examinara un médico y determinara si se
encontraba bien.
Una joven policía la acompañó al hospital
y la esperó a la puerta de la habitación mientras el médico comprobaba sus
constantes y le hacía un examen exhaustivo, cuando terminó le dijo que debía
permanecer en observación hasta que tuvieran los resultados de las pruebas.
Le dieron un sedante para que descansara y
cuando sentía que los ojos se le cerraban, la puerta de la habitación se abrió
y apareció Robert, la preocupación y las ojeras se reflejaban en su rostro y
sus ojos grises se habían vuelto sombríos, entonces se acercó a ella y
abrazándola rompió a llorar sin poder contener toda la pena que había sufrido
durante su ausencia. Lo último que recordaba era abandonarse al sueño mientras
las manos de su marido le acariciaban la cara dulcemente.
Despertó bien entrada la mañana y comprobó
que Robert había pasado la noche en el sillón, en ese momento dormía y con el
cabello revuelto había vuelto la serenidad a su rostro, incluso parecía más
joven, casi un chiquillo después de la angustia sufrida y la impotencia por no
saber dónde encontrarla.
En aquel preciso instante entraron en la
habitación el doctor que la había examinado la noche anterior y unos
detectives, Robert se despertó sobresaltado y después de disculparse entró en
el baño.
Se presentaron y así supo que ella, era la
detective Helen, y su compañero, un imberbe con cara angelical era Brandon, un
joven agente que permanecía en silencio, oyendo las preguntas que Helen le
hacía y tomando nota de todas las respuestas.
Cuando terminó el interrogatorio no habían
sacado casi ninguna conclusión, su relato era incoherente y no consiguieron que
recordarse nada relevante de su secuestrador , sólo que era un hombre joven de
unos treinta años, con gafas, pelo largo y castaño, pero que no podría asegurar
si estaba disfrazado. Siempre se portó correctamente con ella, la alimentaba
bien, y procuraba que estuviera cómoda, incluso pudo observar que era un hombre
culto por su manera de hablar. Pero lo cierto es que su mente estaba llena de
lagunas, había muchas cosas que no recordaba, y otras volvían como un destello
que la hacían tambalearse y la despistaban aún más, recordaba jarrones de
rosas, velas y la cama vestida con sábanas de raso. Dos cuerpos sudorosos
entrelazados y dos bocas buscándose con avidez, entonces de pronto todo se
volvía negro y confuso y volvía a ver la
habitación sin ventanas, con humedad y las lágrimas cayendo sin pausa por su
rostro.
¡Dios mío! ¿Qué le había pasado, porque no
podía recordar?
Los detectives se despidieron y quedaron
en volver cuando ya se encontrara en un entorno más seguro para seguir con las
preguntas, antes de que se marcharan les preguntó por James, que sabían de él.
Le dijeron que se encontraba bien y que el detective Logan se pasaría a
explicarle lo que había averiguado.
Cuando salieron, el doctor se acercó a
ella y le dijo, Alice tengo que comunicarte que en general tu estado de salud
es bastante bueno, sólo hemos encontrado algo que quizás sea una sorpresa para
ti. Estás embarazada, según las pruebas de unas doce semanas.
Alice lo miró sin verlo y una carcajada
rompió el silencio de la habitación, eso no puede ser posible, yo soy estéril,
hace años quise tener hijos con mi esposo y después de muchas pruebas, nos
comunicaron que el problema era mío y que no tenía solución, lo único que
podríamos hacer era adoptar.
Pues me gustaría ver esos informes Alice
porque las pruebas no mienten y usted está embarazada, es más vamos a volver
hacerle una ecografía y usted misma podrá comprobar que lo que le estoy
diciendo es cierto.
Robert que había permanecido en silencio y
en un segundo plano, se acercó a la cama con el rostro totalmente lívido y dijo
que eso no era posible, y que necesitaba irse para poder aclarar sus ideas. La
besó en la frente y se marchó ante la estupefacción del médico.
Después de ver con sus propios ojos a su
pequeño en la ecografía y escuchar el bombeo de su corazón, una dulce calma se
apoderó de ella, como si ese niño estuviera ahí para darle ánimos y que nunca
estuviera sola, en ese momento sintió que todo había pasado por algo y que al
final merecería la pena.
Pasada una semana el médico decidió darle
el alta y volvió con Robert a su casa, todo parecía como si se hubiera parado
en el tiempo, habían cambiado de estación y en su hogar todavía estaban
colocadas las cortinas, las sabanas y la colcha de verano, como si nadie
hubiera vivido allí en esos meses en los que ella no estuvo.
Aquella misma mañana recibió la visita del
inspector Logan mientras Robert se encontraba en el trabajo.
Tomaron una taza de café y le confirmó lo
que le habían dicho los otros agentes, James se encontraba bien, los había
ayudado en la investigación y se había recuperado sin problemas de su herida de
bala, por suerte la herida fue superficial. Los había puesto al día de la
relación que mantenían y de que estaban planeando irse a vivir juntos cuando
ella se divorciara de su marido.
De pronto aquella noche en la que
decidieron que todo acabaría al día siguiente, el organizó una velada
maravillosa, ordenó que llenaran la habitación de rosas rojas, sus preferidas y
le regaló un anillo, luego al salir a la calle, dos individuos se acercaron a
ellos, uno disparó a James y otro le puso una mano en la boca, mientras notaba
que perdía la consciencia y lo demás no lo recordaba.
Pero, ¿cómo era posible que en los días
que llevaba en casa James no se hubiera puesto en contacto con ella?
El inspector le contó que lo tenía
prohibido, para no interferir en la investigación, había algo turbio y que no
lograban desentrañar y era preferible que él no influyera en sus recuerdos,
aunque la otra tarde no había podido resistirse y se había presentado en su
edificio para conseguir verla, fue entonces cuando ella lo vio a través de la
ventana.
Tenía que tener cuidado y si recordaba
algo llamarlo de inmediato, su instinto le decía que estaba en peligro, y que
su secuestrador no se encontraba lejos.
Además la fortuna que había dejado su
padre al morir, la editorial, el periódico y todas las propiedades eran un
motivo más que suficiente para querer hacer que desapareciera, se despidió y
cuando cerró la puerta, un escalofrío recorrió su espalda, pensó en Tom, su
hermano, aún no había acudido a verla y aunque Robert lo había disculpado
diciendo que se encontraba en un viaje de trabajo, algo no encajaba.
Pasaron los días y no lograba entender que
le pasaba, pero estaba segura de que algo que tenía que ver con su marido no
estaba bien, James no le había comentado
nada del embarazo, es más hacía como si no existiese evitaba hablar incluso de
sus pensamientos, de sus sentimientos durante el secuestro, el silencio se había
establecido entre ellos de una manera extraña.
Ahora que lo pensaba, Tom y James se
habían vuelto inseparables casi desde que se conocieron, y más desde la muerte
de su padre.
Cuando descubrieron que tenían problemas
para poder ser padres, fue el mismo Tom el que les recomendó la clínica de un amigo,
especializada en casos de fertilidad. Cínica poco fiable por lo que había
podido constatar con la noticia de su embarazo.
Decidió salir a dar un paseo para poner en
orden sus ideas y sus pasos la llevaron hasta un parque cercano, se sentó en un
banco a contemplar el paisaje de tonos amarillentos y marrones que lo envolvía
todo, notó que alguien le tocaba el hombro y al darse la vuelta, se perdió en
la profunda mirada de James, se levantó y se lanzó a sus brazos como si fueran
un salvavidas, hundió la cabeza en su cuello y aspiró ese olor tan conocido que
la volvía loca.
- Lo siento cariño sé que no debería estar
aquí, pero no podía más, he pensado volverme loco todo este tiempo sin saber de
ti, y luego cuando me dijeron que habías aparecido sana y salva pero que no
podía ponerme en contacto contigo fue demasiado, necesitaba sentirte, oír tu
voz y saber que de verdad te encontrabas bien.
- Te amo Alice, te amo como nunca he amado
a nadie.
Se encontraban con las manos entrelazadas
cuando recibió la llamada del inspector Logan, era preciso que acudiera a la
comisaría tenía que comunicarle algo muy importante.
James la acompañó en su coche, cuando
entraron en el despacho del inspector Logan, observaron una sonrisa cómplice.
Pasen por favor, ya veo señor James que no
ha hecho mucho caso de mis consejos, pero bueno vayamos a lo que nos ocupa, por
lo que la he hecho venir Alice.
-¿Es cierto que su padre dispuso una
cláusula en su testamento que el primer nieto recibiría todas las acciones de
la editorial?
- Sí, pero no entiendo que tiene eso que
ver con mi secuestro.
Ahora mismo paso a explicárselo, su marido
y su hermano han estado juntos desde siempre, construyeron un plan para hacerle
creer que era estéril, sobornaron al doctor Peter Smith para que falsificara
sus informes, así desistiría de tener hijos, mientras su hermano intentaría
embaucar a alguna incauta y dejarla embarazada para poder quedarse con la
editorial, y además seguir viviendo una doble vida como hasta ahora.
¿Una doble vida, no le entiendo? ¿Con
quién?
Siento ser tan claro, pero no tengo más
remedio que decírselo, su marido y su hermano son amantes desde antes de que
ustedes se casaran, pero como sabían que su padre lo desheredaría, planearon
que se casara con usted para poder seguir juntos en la sombra y sin levantar
sospechas.
Acabamos de detenerlos como cómplices de
secuestro, la secuestraron para que acabara su relación con James, pero no
contaron con errar el disparo, por eso al no saberse nada de él decidieron que
había pasado el peligro y que podían soltarla, sin sospechar ni por un momento
que usted ya se encontraba embarazada y que
daría al traste con sus planes.
Todo se ha acabado Alice.
Gracias inspector por todo, creo que
tardaré mucho tiempo en intentar comprender esto, sobre todo la traición de mi
hermano, por un dinero que no me importaba en absoluto.
James la cogió por los hombros y le
susurró, no te preocupes cariño, estoy seguro que entre nuestro hijo y yo
haremos que todo sea más fácil.