lunes, 9 de junio de 2014

Días sin salida.

Mi vida se había convertido en una huida hacia adelante, nunca pensé que podría sentirme tan agobiada por las circunstancias, amanecía dudando sobre si lo estaba haciendo mal o bien y cuando pasaba el día llegaba a la conclusión de que me estaba equivocando, que no lograba hacerle entender a mi hijo, a una de las personas que más quería , que podía contar conmigo, que estaría para él siempre, mi marido tampoco supo lo que me pasaba y hasta mi matrimonio se estaba resintiendo por la falta de comunicación y la tristeza que me anulaba.
Sentía que me adentraba en un túnel sin salida, era incapaz de reaccionar, la apatía se había instalado en mí y los problemas me ahogaban hasta dejarme sin aliento.
Supongo que visto desde fuera era un problema nimio, pero siempre me había gustado llevar las riendas de la situación, adelantarme a los hechos, tenerlo todo atado y los acontecimientos se habían precipitado haciendo de mi rutina un caos, un desorden ilógico del que me estaba costando salir.

¿Cómo era posible que hubiera terminado así? me considero una mujer fuerte, luchadora y que no se rinde fácilmente. ¿Cuándo empecé a abandonarme , a llorar sin saber porqué, a dejar de lado todo lo que siempre me había interesado?
Cada noche me acompañaban a la hora de dormir mis inestimables amigas, las pastillas sin las que no podía conciliar el sueño y a pesar de todo las pesadillas acudían a mis sueños noche tras noche sin dejarme una tregua para el descanso.
Pero aunque el miedo me atenazara por momentos, cuando amanecía temía el transcurrir del día, cuando anochecía temía la oscuridad y los malos augurios que se hacían presentes en mis noches, intentaba convivir con ellos, todo se iría diluyendo y sólo quedaría un mal recuerdo, volvía a caerme y volvía  a levantarme, al fin y al cabo eso es vivir, tropezar y caerse, y levantarse con las rodillas doloridas y con esfuerzo intentar volver a andar y seguir, y no parar siempre con la mirada puesta en el horizonte, en un nuevo mañana que nos devuelva lo que fuimos, lo que se fue o lo que dejamos perder mientras los minutos, días y horas juegan en nuestra contra y nos hacen perder un tiempo maravilloso, un tiempo que se pierde irremediablemente si no hacemos nada para evitarlo, un tiempo imposible de recuperar y por el que hay que hacer el máximo esfuerzo por seguir por disfrutar, de un olor, de un abrazo de una mirada y de una sonrisa, esas pequeñas cosas que nos dan la vida y hacen que la disfrutemos sin darnos apenas cuenta.
Alguien dijo una vez que "el amor mueve el mundo", y yo puedo constatar que una madre lo pone boca abajo si hace falta.


                          



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