domingo, 3 de agosto de 2014

Tierra de por medio

Blanca miraba por la ventana como la ciudad empezaba a despertar, el servicio de limpieza se afanaba en recoger la basura del día anterior, los repartidores de prensa dejaban su mercancía en los quioscos, algún que otro trabajador andaba presuroso hacia el metro, y las señoras de la noche empezaban a recoger después de haber terminado su jornada de trabajo, dispuestas a volver a su casa, a una vida con hijos, marido y problemas normales como los de cualquier familia con un trabajo común.
Se levantó y se dirigió a la cocina, allí se preparó un café con leche, su desayuno durante mas de cuarenta años, eso y una tostada con aceite, aceite de oliva de su pueblo, de un pueblo de la provincia de Jaén de donde se marchó víctima de las circunstancias hacia ya mucho tiempo, más del que podía recordar.
Esa noche había dormido poco, estaba especialmente nerviosa esperando la llegada de su nieta Brigitte, vivía en Suiza y no la veía desde que era una chiquilla de diez años. Se había convertido en una mujer, y decidió ir a España a ver a su abuela materna con la que sólo mantenía contacto por carta y por teléfono, los años habían pasado inexorables pero la recordaba como si fuera ayer, sus manos tejiendo una trenza en su largo pelo, sus meriendas de pan con  aceite y azúcar, sus historias, sus anécdotas de cuando era joven, tenía adoración por ella, y aún no entendía como su madre había podido estar tanto tiempo sin verla.
Decidió que después de arreglar un poco la casa, saldría al mercado a comprar pescado y fruta fresca, y también pasaría por la floristería a comprar un ramo de flores para que presidiera la mesa del salón. Le ilusionaba especialmente esta visita, desde que su marido se había marchado, su vida cambió por completo la soledad es mala consejera y se había abandonado un poco, pero su nieta le había devuelto la alegría por tenerlo todo a punto, por hacer planes de lo que harían juntas, y su ilusión se asemejaba a la de un niño cuando le das un caramelo.
Las horas parecían pasar lentas, pero alrededor de la una y media sonó el timbre de la puerta, salió presurosa a abrir y cuando lo hizo se encontró en el umbral con una chica menuda de pelo negro y grandes ojos verdes del color de los de todas las mujeres de la familia paterna, su abuelo, su madre, su hija.
Se acercó a su abuela y la abrazó con fuerza, luego la miró sonriendo y le presentó a la chica que la acompañaba, su amiga Annette. Mira abuela esta es Annette estudiamos juntas y como ella tenía que venir a Madrid por trabajo le dije que no te importaría que se quedara unos días, ¿que te parece?
-No hay problema cariño sabes que hay sitio de sobra, pero venga pasad y dejad vuestras cosas, estoy terminando de hacer la ensalada, ya mismo comeremos, seguro que venís hambrientas además vosotras acostumbráis a comer antes que nosotros en España.
Cuando se acomodaron y dejaron las maletas en sus dormitorios salieron al comedor donde Blanca lo había dispuesto todo para empezar a comer.
Se sentaron y disfrutaron del almuerzo mientras hablaban.
-¡Qué bien te veo abuela, estás fenomenal no pasan los años por ti!
Gracias hija, pero no seas zalamera, estoy mucho mas vieja, pero cuéntame y ¿vosotros como estáis?
¿y tus padres se encuentran bien?
- Sí ya sabes con mucho trabajo, el restaurante les va muy bien, pero no les deja un minuto libre, yo les digo que lo vendan y empiecen a disfrutar que incluso podrían venirse a vivir aquí, pero mamá no quiere ni oír hablar de ello, ya sabes como son, son de costumbres fijas y la vida en Suiza les viene perfecta.
Bueno vamos a ayudarte con esto y mientras nos tomamos un café me cuentas que planes has organizado para estos días.
Se sentaron a tomarse el café y Brigitte le preguntó:
-Abuela estoy escribiendo un artículo para el periódico de la universidad, ¿te importaría que te hiciera una entrevista de cómo era tu vida en la posguerra y cómo evolucionó después?
-Claro que no, aunque no fue una época muy feliz, si tengo momentos entrañables y divertidos en mi memoria.
-Pero ahora vamos a arreglarnos que voy a enseñaros el Madrid de los Austrias, que no volváis a Suiza contando que soy una pésima anfitriona, ¿de acuerdo?
- Por supuesto abuela, así podré estrenar la cámara de fotos que me regaló papá para mi cumpleaños.
Llegaron exhaustas después de recorrer medio Madrid y terminar cenando en la Plaza España un bocadillo de calamares tan típico como sus mimos, caricaturistas.... etc.
A la mañana siguiente Annette se levantó temprano y se marchó, cuando Brigitte consiguió despertarse y salir del calor de la cama, Blanca se encontraba en la cocina preparando café  y unas tostadas.
Se sentaron a desayunar y Blanca cogió las manos de su nieta y le preguntó:
-¿Cuándo quieres que empiece a contarte cosas guapa? ¿ O te los has pensado mejor y te has dado cuenta de que mi vida carece de interés?
No digas eso abuela tu vida es más interesante y mucho más plena que la de mucha gente que consideramos famosa, así que no seas modesta y empieza a contarme.
¿Cuándo viniste a Madrid?
¡Ay hace tantos años!, pero creo que empezaré antes para que comprendas como era mi vida en el pueblo y porqué terminé aquí.
Corría el año cuarenta y tres cuando nací, en uno de los pueblos más maravillosos de Sierra Morena, Baños de la Encina, villa milenaria y cargada de historia que subsistía gracias al campo y a algunas minas de los alrededores como el Centenillo. Fui la segunda de tres hermanas y tuve una primera infancia feliz, era dicharachera, traviesa y juguetona, pero la circunstancias me hicieron responsable antes de hora.
Recuerdo con nitidez al párroco de la iglesia, como nos esperábamos después de la misa para  que nos diera unas monedas que momentos antes él había hecho montoncitos de lo recolectado en el cepillo para repartir entre las familias más necesitabas.
También recuerdo coger las naranjas, las patatas y demás verduras que dejaban en la puerta de la tienda para tirar porque estaban algo podridas, de eso y lo que conseguíamos vendiendo cubicos de leña por las casas , y mi madre haciendo rifas y también martillicos de caramelo que me hacía vender, no sin antes advertirme que no me comiera ninguno, nos alimentábamos.
¿Pero cómo le explicas a una niña que no puede comerse un caramelo, que sólo puede venderlos para obtener dinero para comprar comida ?
La picaresca de una niñita de unos seis o siete años le hacía chuparlos todos antes de venderlos, aunque eso no lo supo nadie hasta que ya fui mayor y lo contaba como una anécdota de las penurias que tuve que pasar para poder subsistir.
Con nueve años mi madre decidió mandarme a cuidar a unos críos, sólo por la comida, y con el tiempo me marché a una ciudad más grande a servir como se decía entonces.
Pero mi espíritu luchador e inconformista, hizo que me cambiara de trabajo cada vez que encontraba uno en el que me pagaran mejor para poder ayudar a mi familia.
Crié a varios niños como si fuesen míos, es más creo que estuve con ellos más que su propias madres.
Aprendí a cocinar, y por aquel entonces conocí a tu abuelo, el que sería el hombre de mi vida.
Pero antes de eso viajé, conocí lugares de España que no sabía ni que existían y fui viendo un mundo que era muy distinto al mío.
Buscando una vida mejor decidimos venirnos a Madrid, antes me casé como Dios manda, por la Iglesia, un primo del abuelo le buscó un trabajo en una fábrica de coches y empezamos una nueva vida en la ciudad.
Bueno cariño ya te he cansado bastante por hoy, arréglate que te invito a un aperitivo y a comer por ahí, ¿que te parece?
Genial abuela, pero dime, ¿cómo pasaste tanta penuria, y porqué mi madre nunca me ha hablado de todo esto como si ella no supiera nada?
Eso deberás preguntárselo a tu madre, pero te puedo asegurar que lo sabía, yo jamás he renunciado a mis raíces y son exactamente las que te he contado.
Salieron cogidas del brazo, Blanca orgullosa como pocas de poder pasear con su nieta, tan guapa, tan lista y tan parecida a su madre, a la que echaba tanto de menos, proyectando en ella todo el amor que no pudo ofrecer a su hija durante tantos años.
Los días empezaron a trascurrir rápidamente, Brigitte consiguió en unas semanas que su abuela rejuveneciera varios años, pero el tiempo de vacaciones llegaba a su fin, Annette se marchó el jueves de la semana anterior y a ella le quedaban sólo tres días para volver a Suiza.
Con su abuela consiguió hablar de su vida en Madrid unas cuantas veces más, pero en la última conversación se cerró en banda y no quiso seguir hablando, fue cuando trató de que le contara que le había pasado a su madre con ella y con el abuelo, ¿porqué a penas mantenían el contacto?, ¿que puede pasar entre unos padres y una hija para que ocurriera eso?.
No quiso enfadar a Blanca, pero su tiempo se acababa y necesitaba ser directa si quería saber lo ocurrido para intentar ponerle remedio, porque aunque no se lo hubiese dicho, su madre sufría hacía mucho tiempo por no tener a su abuela cerca.
Abuela sabes que me quedan solo unos días para marcharme y de verdad me gustaría saber que pasó con mama, la veo sufrir a diario echándote de menos y creo que a ti te pasa lo mismo, ¿me vas a contar lo que pasó?
Cariño quiero que sepas que tu madre ha sido lo que más hemos querido tu abuelo y yo en está vida, pero quizás cometimos muchos errores al intentar protegerla de la maledicencia de la gente. Llevábamos unos tres años casados y tu abuelo y yo no conseguíamos tener hijos, fue por aquella época cuando empezamos a distanciarnos y en esa etapa, mantuvo una relación con una vecina viuda a la que dejó en estado, se arrepintió pronto de su infidelidad y me lo confesó, cuando lo supe hablamos con aquella mujer y ella misma decidió que nos daría al niño cuando naciera, con las bocas que tenía por alimentar tenía bastante, y supo que con nosotros no le faltaría de nada, aunque si le pidió a tu abuelo poder verla de vez en cuando, algo a lo que no nos negamos por supuesto.
Entonces ¿mi madre no era tu hija?
Brigitte, no digas eso, Blanquita fue mi hija desde el mismo momento en que nació, la adoré y la amé como a una hija, y siempre lo sentí así.
Pero nunca encontramos el momento para decírselo a tu madre y cuando fue a casarse y pidió el certificado de nacimiento se destapó todo y sin más se casó una mañana sin decirnos nada y se marchó con su marido a Suiza sin darnos la oportunidad de explicárselo todo.
Con el tiempo descubrió a su madre biológica, se puso en contacto con ella y se lo explicó todo, volvió a mantener contacto sobre todo con el abuelo, pero desde que él falleció el distanciamiento se hizo mayor.
La última vez que la vi fue en su entierro, luego el silencio se estableció entre nosotras como una nube que no deja ver el sol, y al final el contacto se limitó a una llamada telefónica de vez en cuando y alguna que otra carta.
Ahora ya lo sabes todo, a veces los errores se pagan muy caros y tu madre no me perdonó nunca y por eso decidió poner tierra de por medio, aunque eso significase condenarnos a la más absoluta soledad.
Brigitte se secó las lágrimas que se derramaban por sus mejillas y abrazó con fuerza a su abuela.
Pasados dos días se marchó no sin prometerle que volvería pronto a verla.
La rutina se instaló de nuevo en la vida de Blanca, pero tenía que reconocer que la visita de su nieta la hizo quitarse un peso de encima al poder explicarle lo que pasó hacía ya tantos años y sentirse comprendida.
El otoño empezaba a entrar en Madrid, y Blanca sentada en un banco del parque veía como las hojas empezaban a desprenderse de los árboles, ya mismo el frío le impediría salir a su paseo diario y volvería a sentirse sola en ese piso que se le quedó grande el mismo día en que perdió a Enrique.
Absorta en sus pensamientos y con una sonrisa en los labios al recordar a su marido no se percató que una mujer se sentaba a su lado, y que justo cuando iba a levantarse para irse, la cogió de la mano y le dijo:
-Que guapa estás mamá, no han pasado los años por ti.
Blanca la miró sin verla, luego sus cansados ojos enfocaron el rostro de la mujer y vio claramente el rostro juvenil de aquella chica de veinte años que se marchó hacía mucho y había dejado en su vida un vacío que nada ni nadie pudo llenar en tantos años.
No pudo decir nada, solo la abrazó con fuerza intentando recuperar el tiempo perdido, buscando sus ojos, su sonrisa, el olor de su pelo y su rostro se llenó de lágrimas pero esta vez de felicidad.


             

lunes, 28 de julio de 2014

No lo imaginé.

La luna iluminaba el camino aunque era noche cerrada, y Kelly se fue guiando por el sendero que llevaba al lago, algo poderoso la atraía irremediablemente hacia la orilla, era como si una voz en su interior la llamase, le pidiese que fuese esa noche y no otra al lugar donde había empezado todo, quizás fuese porque hoy se cumplía el primer aniversario de la desaparición de su hermana gemela Enma, justo el día que ambas cumplían dieciocho años decidieron hacer una fiesta de cumpleaños en el lago y aquella fatídica noche ella desapareció para siempre.
La buscaron durante días en el lago pensando que se había podido ahogar pero la búsqueda fue infructuosa, después empezaron a rastrear los parajes cercanos y terminaron por peinar todas las poblaciones cercanas al tranquilo pueblo donde vivían pero todos los esfuerzos no sirvieron para aclarar nada.
Su vida y la de su familia cambió aquella noche y no volvió a ser la misma, su madre se pasaba los días vagando por la casa como un alma en pena, dejó su trabajo y pasaba muchos días encerrada en su habitación sin querer salir, su padre se refugió en el trabajo y casi nunca estaba en casa, y su hermana mayor se dedicaba a salir a diario con un grupo de amigos nada recomendables. La única que parecía mantener la calma e intentaba que todos estuviéramos unidos y no perdiéramos la esperanza era la tía Brenda, la hermana pequeña de mamá, tenía una pequeña librería en el pueblo y se había hecho cargo de la casa de su hermana y de su familia desde que ocurrió la desgracia.
Llegó a la orilla y sintió que no estaba sola, alguien parecía espiarla desde unos árboles, se volvió y lo que vio la dejó helada, la imagen de su hermana se dirigía hacia a ella con los brazos abiertos mientras le decía:
-No me dejes, ¿porqué me has dejado durante tanto tiempo?, necesito que vengas conmigo.
Pero antes debes vengarme, encuentra a quien me hizo esto y dale su castigo, yo te esperaré hasta entonces. Enma se alejó como había llegado y Kelly comenzó a tener un ataque de ansiedad, empezó a faltarle el aire, le dolía el pecho y por un momento pensó que iba a morir, cuando despertó se encontró en su casa, estaba en su cama y supo que todo había sido una pesadilla, nunca se había movido de allí.
Se levantó sobresaltada por el sueño, se asomó a la ventana para aspirar un poco de aire y entonces la vio, era la misma imagen que había visto en su sueño, era su hermana que le decía adiós con la mano.
Empezó a gritar y los gritos desgarraron el silencio que invadía la noche, no lograba recordar nada más sólo que despertó en una habitación de hospital y que se encontraba aturdida, en su  cabeza se mezclaban marañas de  pensamientos que no la dejaban pensar con claridad, volvió la cabeza y observó como su madre dormía en el sillón.
-Mamá ¿qué me ha pasado, que hago aquí?
Su madre se despertó y levantándose rápidamente se puso a su lado y le contestó:
-No te preocupes amor, ha sido un año muy duro para todos, has tenido un ataque de ansiedad, pero según el médico no es nada importante, pronto te encontrarás bien, ahora descansa.
Cerró los ojos de nuevo y sintió su cuerpo liviano como si levitase, al rato se quedó dormida
Se encontró con ella de nuevo en una caballa que le resultaba familiar, estaba sentada en una mecedora en el porche mirando hacia el lago mientras atardecía, se sentó a su lado y y bebió limonada , se encontraba tan a gusto con su hermana que no quiso preguntarle nada para no romper la magia, pero fue Enma quien rompió el mágico silencio y le preguntó:
-¿cómo te encuentras, estás mejor?
-No pretendía que te asustaras el otro día, pero necesito poder descansar de una vez, y mientras no se sepa toda la verdad eso no será posible, sólo te pido que estés atenta y yo te iré mostrando las claves para que puedas dar con mi asesino y para mantenerte a salvo de ese depredador.
Esta vez se despertó tranquila, con la convicción de que más que un sueño era una premonición un contacto con su hermana gemela que la ayudaría a descubrir lo ocurrido con ella.
Aparcó el miedo y decidió que se tomaría las cosas con más calma, durante la tarde el médico la visitó y le comunicó que debería estar unos días en observación, pero que pronto se marcharía a casa.
Al lunes siguiente su tía Brenda la recogió y mientras conducía en dirección a su casa, conversaron sobre lo ocurrido.
-Tía Brenda, ¿puedo hacerte una pregunta sobre lo ocurrido con mi hermana?
Claro cariño, aunque no se si será bueno para ti remover el pasado.
Dime, ¿que deseas saber?
Cuando desapareció ¿recuerdas quién llevó su caso?
Sí fue un amigo de tu padre, el inspector Martinelli, un buen hombre, dedicó muchos meses a su búsqueda, se lo tomó como un reto personal, pero al final no consiguió nada.
¿Crees que podría hablar con él?
Supongo que no te pondrá ningún inconveniente y si así consigues quedarte más tranquila, no pierdes nada por intentarlo, pero Kelly tómate las cosas con calma sobre todo por tu madre, no sabes lo preocupada que ha estado por ti.
De acuerdo tía así lo haré.
El miércoles consiguió convencer a su madre y pudo salir de casa, le pidió a su hermana que la acompañara pero esta ya tenía planes y al final  decidió ir sola.
Estaba ante la puerta de la oficina del sheriff cuando un joven agente se le cayó encima.
-Perdone, no la había visto señorita, ¿puedo ayudarla en algo?
-Si, estaba buscando al inspector Martinelli, ¿sabe si se encuentra en su oficina?
-Siento comunicárselo pero el inspector perdió la vida hace un mes en un accidente de tráfico.
-No puede ser, necesitaba hablar con él para que me explicara algunas cosas sobre el caso de  mi hermana, ¿sabe quien se ocupa ahora de sus casos?
-Pues ha tenido suerte, yo soy el encargado de seguir con los casos que quedaron pendientes, ¿cómo se llama su hermana?
-Enma, Enma Zhoster, ¿lo recuerda?
- Sí claro, pero pasemos a mí despacho y hablaremos más tranquilos.
Pasada una hora y dos cafés Kelly salió de allí con la convicción de que el caso de su hermana no se había tratado con toda la seriedad que merecía, aunque parecía que el agente con el que acababa de hablar estaba dispuesto a volver a examinar las pruebas y los indicios para lograr encontrar un hilo del que tirar.
De todas formas supo que se había investigado a todos los asistentes a la fiesta de cumpleaños, a los amigos y a la familia, pero nadie pudo aportar nada y nadie fue considerado sospechoso.
Volvía a encontrarse en un camino sin salida, pero mientras se dirigía a casa una sospecha le hizo plantearse donde se encontraba la cabaña con la que había soñado, existiría de verdad o sólo en su imaginación, decidió que se lo preguntaría a su padre en cuanto llegara del trabajo.
Se sentó delante de la chimenea y preparó un té para su madre y para ella, cuando estaban tomándolo oyeron el coche de Joe, su padre acababa de llegar.
-Hola cariño, ¿como te encuentras hoy?
¿Y tu día Jana?
Bien no nos podemos quejar y ¿el tuyo papá?
Mucho trabajo, pero supongo que eso es bueno ¿no?.
Siéntate te prepararé una copa.
-Gracias hija.
Oye papá quería preguntarte algo, ¿nosotros hemos tenido alguna vez una cabaña cerca de un lago o un río donde fuéramos a veranear?
Sí Kelly,¿no lo recuerdas?, la cabaña del abuelo Tom, pero hace muchos años que no vamos, desde que murió el, lo cierto es que estará abandonada, pero ¿porqué lo preguntas?
Había pensado que sería bueno irme unos días y he pensado que sería un buen lugar para descansar y relajarme, he pensado decirle a la tía Brenda que me acompañe, ¿qué os parece?
Podéis ir pero siempre prometiéndome que si la cabaña está muy deteriorada buscaréis un motel y os quedaréis allí, ¿de acuerdo?
De acuerdo papa, te lo prometo.
Habló con Brenda y decidieron que se irían el fin de semana.
El sábado amaneció un día despejado, el sol estaba ya en todo lo alto cuando salieron en dirección a la cabaña, llegaron cerca de mediodía después de parar para comprar provisiones en una tienda cercana al lago.
El aspecto de la cabaña era desalentador, pero cuando abrieron la puerta descubrieron que el interior estaba limpio y cuidado, como si alguien se hubiera encargado de su mantenimiento durante todo este tiempo.
Dejaron las compras en la cocina y sacaron las maletas del coche.
Se abrieron un par de refrescos y se sentaron en el porche a disfrutar de las vistas mientras se los bebían, al cabo de un rato entraron para preparar una ensalada y unos filetes para comer.
Kelly dispuso los dormitorios donde dormirían y mas tarde salieron a dar un paseo hasta el pueblo y a tomar un café en una de sus cafeterías.
Entraron en el local y al momento se volvieron el centro de atención de todas las miradas, de todas las personas que estaban allí. Ocuparon una de las mesas cerca de la ventana y al momento se acercó una camarera rubia dicharachera y con ganas de entablar conversación.
-¿que desean?
Dos cafés y unas tortitas con mucha nata, por favor.
De acuerdo ahora mismo se los traigo.
Volvió con el pedido y mirando a Kelly le preguntó:
Perdone señorita, pero ¿usted no es la primera vez que viene por aquí verdad?, aunque hace mucho tiempo que no la veía.
Kelly decidió seguirle el juego y le respondió:
Es cierto hace que no vengo ha sido un año complicado y no he tenido mucho tiempo libre, pero bueno ya estoy aquí dispuesta a disfrutar del paisaje y de la gente acogedora de este lugar.
Y su novio, ¿no viene con usted?
No aquello se terminó.
-Lo siento señorita lo cierto es que se les veía muy enamorados a pesar de la diferencia de edad, pero bueno supongo que habrá sido mejor así. No hace tanto que Paul estuvo aquí, le encontré muy desmejorado pero cuando le pregunté por usted me dijo que tardaría un tiempo en venir, pero no me contó nada más, sólo que seguía pintando y que había alquilado un apartamento en el pueblo para poder tener la tranquilidad suficiente para poder acabar los cuadros para su exposición, me extrañó que no se quedara en la cabaña, pero me dijo que pertenecía a su familia y que no quería abusar de su confianza usándola sin estar usted.
Gracias por la información Rosse, se fijo en la identificación  con su nombre que prendía de su delantal para hacer ver que la conocía, y miró a su tía sin entender nada.
Salieron de allí y cuando estuvieron en el coche comentaron que era muy raro que Enma hubiera estado allí y con un hombre pero que a la mañana siguiente lo buscarían e intentarían averiguar cuando y porqué habían estado juntos y como se habían conocido.
Llegaron a la cabaña cuando anochecía y al entrar descubrieron que alguien había introducido un sobre por debajo de la puerta, Kelly lo abrió y encontró una nota en la que ponía :
-Deja las cosas como están o te arrepentirás.
Sintió que un escalofrío le recorría la espalda y le tendió el sobre a Brenda para que lo leyera.
-Kelly esto no me gusta deberíamos dar parte a la policía y marcharnos de aquí lo antes posible, creo que podríamos estar en peligro.
Es muy tarde, vamos a dormir y mañana cuando nos levantemos buscaremos a Paul a ver que tiene que contarnos y después decidiremos que hacer.
Esta bien, pero si la cosa se pone fea nos iremos de inmediato, me siento responsable de lo que pueda ocurrirte, y no estoy dispuesta a dejar que te pongas en peligro ¿entendido?
De acuerdo Brenda, ahora vayámonos a dormir.
Kelly se despertó temprano, preparó café, y al olor de los huevos revueltos Brenda entró en la cocina.
-¡Qué bien huele cariño!
Pues siéntate y desayuna que hoy nos espera un día muy largo.
Terminaron de desayunar y salieron en la camioneta a buscar el apartamento donde vivía Paul, aún no sabían muy bien a quien iban a enfrentarse ni tan siquiera como iba a reaccionar al ver a dos desconocidas haciendole preguntas sobre Enma.
Llegaron a la dirección que le facilitó el día anterior Rosse la camarera del restaurante y después de llamar un par de veces a la puerta, apareció en el umbral, un hombre atractivo, alto de pelo algo canoso, y gafas, que mirándo fijamente a Kelly le dijo:
-Enma, ¿que haces aquí? ¿porqué has vuelto? Creí que te quedó claro que lo nuestro no podía ser.
Kelly reprimió las lágrimas e intentó sacar de su error a Paul.
-Perdone señor, pero se está confundiendo, no soy Enma, soy su hermana gemela, ella desapareció hace algo más de un año, y no hemos vuelto a saber nada de ella, ¿podría contarnos de que se conocían?. Por cierto ella es Brenda nuestra tía.
Tras la sorpresa inicial, Paul las hizo pasar al comedor y les ofreció un café.
Una vez allí  les explicó que conoció a Enma hace un par de años, cuando impartió clases de pintura un verano.
Era muy creativa, vivaz y se terminó encariñando con ella, pero cuando ella quiso que su relación fuera a mas, el decidió que no estaba preparado para salir con una adolescente y afrontar todos los problemas que eso conllevaba.
Era una chica encantadora, pero según pudo descubrir con muchos demonios interiores que no la dejaban ser feliz del todo.
Le contó que había tenido una infancia feliz, pero que a los nueve o diez años había pasado por una experiencia que la marcó para siempre, nunca se lo contó a nadie, y eso la atormentaba. Pero por mucho que quise saber de qué se trataba no lo logré se cerró en banda y me resultó imposible averiguarlo, pero lo que fuera la hacía sufrir y mucho, por eso cuando a veces se presentaba en la cabaña muchos días me quedaba con ella, consolándola, aparecía hundida, lloraba sin parar y por mucho que le aconsejé que lo hablara con su familia, su respuesta fue siempre la misma,  que eso era imposible ellos no lo entenderían y la culparían  de todo, y eso no podría soportarlo.
Salieron de allí con la convicción de que Paul no sabía lo ocurrido con su hermana, pero si no fue él ,¿ quien habría mandado la nota?
Le preguntaron si Enma se relacionaba con algún otro chico el tiempo que pasaba allí, pero él no supo darles más información, luego recordó un día en el que ella estaba especialmente nerviosa, un hombre la llamó y le dijo que luego pasaría a verla, que hacía mucho que no se veían y eso no era bueno para ninguno de los dos.
Después de aquello ella se quedó en silencio, como si no supiera reaccionar y cuando le pregunté quien era, me dijo que un viejo amigo de la familia, pero que no le iba a ser posible verlo, ni ahora ni nunca, y se marchó dejándome preocupado.
Decidieron comer en el restaurante de Rosse y estado allí desde el ventanal vieron un coche que les pareció familiar, parecía el coche del tío David, ¿pero que haría allí?
Terminaron y decidieron dar un paseo hasta la cabaña, dejaron el coche en el pueblo y volvieron andando, cuando llegaron se encontraron el coche de David.
- Salio a buscarlas y les dijo:
-¿qué hacéis aquí vosotras? nadie me dijo nada.
Supongo que mi padre no lo habrá considerado necesario al fin y al cabo la cabaña era del abuelo, y el abuelo era vuestro padre ¿no?
-Sí claro, perdonad, es que como nunca me encuentro con nadie, a veces recuerdo que no es mía, pero bueno ¿que os ha traído por aquí?
Pues lo cierto es que nos hacía falta unos días de tranquilidad y pensamos que este sería un lugar perfecto ¿no crees?
-Desde luego yo vengo algunas veces para estar tranquilo cuando el trabajo y la tía me agobian mucho.
-¿y no coincidiste nunca con mi hermana?
No que yo recuerde, aunque a lo mejor alguna vez, no sé hace mucho de eso, nos solíamos ver cuando eráis unas niñas y veníais a veranear con el abuelo, eso si lo recuerdo, como nos divertíamos bañándonos en el lago y la risa contagiosa de tu hermana que lo iluminaba todo, que pena que todo haya terminado así, con lo felices que éramos.
-Sí una pena, pero lo cierto es aún no sabemos nada seguro de lo que le pasó a mi hermana, o ¿tú tienes alguna información tío?
Nada querida sobrina nada que no sepáis todos.
-Bueno me marcho he quedado para una cena de negocios en el pueblo de al lado y luego volveré a casa, tengo ganas de ver a los niños. Me alegro de haberos visto, que disfrutéis de estos días.
Entraron en la cabaña en silencio, y después de un rato prepararon la cena y se fueron a dormir temprano, el encuentro con David, las había sorprendido pero no tenían ganas de hablar del tema.
Sobre las dos de la mañana Kelly oyó un ruido y se asomó a la ventana, y allí al lado del embarcadero, en un pequeño cobertizo donde el abuelo guardaba los aparejos de pesca y una pequeña barca volvió a ver el reflejo de su hermana que la llamaba en la distancia.
Se puso las zapatillas, una chaqueta y bajó corriendo hacia donde la había visto, cuando llegó no había nadie, sólo una cinta de color naranja como de una bolsa o algo parecido, venció el miedo y entró en el cobertizo encendió la luz y se sentó en un pequeño banco de madera, sintió en frío de la noche, así como los recuerdos felices que habían compartido durante tantos veranos, el sol, el agua, los paseos por la montaña, fue entonces cuando vino a su mente el escondite que tenían cuando eran pequeñas, era una especie de vieja bolsa impermeable que el abuelo había desechado y que se la había dado para jugar, en ella guardaban cómic, alguna foto y sus diarios, ¿cómo había podido olvidarlo?.
Ella dejó de escribir cuando dejaron de ir a veranear allí, pero quizás su hermana siguió escribiendo en él.
Necesitaba encontrarlo ya. Rebuscó en el cobertizo hasta que dio con la vieja bolsa naranja, la abrió y dentro encontró lo que buscaba, el diario de su hermana Enma, lo cogió con mimo como si tuviera miedo a que se rompiera y volvió con él a la cabaña.
Despertó a Brenda y le habló de su hallazgo.
-No te ilusiones demasiado Kelly puede que no tenga nada.
-ya lo sé pero el solo hecho de que sean sus palabras me hace sentirme más unida a ella, ¿lo entiendes?
-Claro cariño.
Empezó a leer en voz alta, las primeras páginas eran el relato de las chiquilladas y bromas de una niña de unos siete u ocho años, sus peleas con su hermana gemela, su pasión por los animales, pero pronto el relato se volvió mas sombrío,empezó a redactar la angustia que le provocaba el que el tio David estuviera allí, y por fin contaba como su tío abusó de su hermana mayor y como cuando descubrió que Enma los sabía, empezó a amenazarla, y a explicarle que lo que pasaba entre él y Abigail era normal entre personas que se querían, que no había nada de malo en ello.
Enma aturdida relataba los episodios vividos con dolor pero sin entender muy bien lo que ocurría. Luego dejó de escribir durante algunos años, por lo menos cinco o seis, pero había vuelto hacerlo  el año anterior a su desaparición, en el diario explicaba como  su tío había conseguido volver a verla a solas una vez que se encontraba en la cabaña.
El acoso fue continuo, la llamaba y no la dejaba en paz, le decía que ya era una mujer que él la haría feliz, pero atenazada por el miedo decidió no contar nada ya que siempre le amenazó con buscar a Kelly y darle a ella lo que Enma rechazaba.
Las lágrimas caían sin parar por el rostro de Kelly y con voz temblorosa, le pasó el diario a Brenda porque se sentía incapaz de seguir leyendo.
Brenda lo cogió y prosiguió con el horror que había descrito su sobrina, así supo que al final se había enfrentado a él y lo había amenazado con contarlo todo a la policía sino la dejaba en paz, ya no le tenía miedo.
Eso fue lo último que escribió...
Ambas mujeres decidieron que debían comunicar de inmediato a la policía lo que habían descubierto.
En ese momento un David ebrio, abrió la puerta y gritando con una pistola en la mano, no paraba de repetir:
No pudiste dejarlo, tuviste que inmiscuirte e investigar, con lo fácil que hubiera resultado todo, pero no... y ahora me obligas a acabar el trabajo, tendré que mataros a vosotras también.
Coge las llaves del coche y subiros en él, las dos delante , y no hagáis ninguna tontería.
Se pusieron en marcha amenazadas por la pistola que  portaba su tío, y en un claro se salieron de la carretera y supieron lo que intentaba hacer David, quería despeñarlas con el coche para que pareciera un accidente, pero no se lo iban a poner tan fácil, o eso pensaba Kelly mientras Brenda la miraba asustada.
David perdona pero ya que vamos a morir, creo que deberíamos saber la verdad, ja,ja,ja eso es lo que quieres, que valiente Kelly como tu hermana parece que lo lleváis en los genes.
La noche de vuestro cumpleaños, fui a buscarla, me volvía loco y necesitaba tenerla, pero ella se volvió a resistir y además intentó escapar para contar lo que estaba pasando, me obligó a callarla, no podía hundirme la vida, por eso la golpeé hasta que cayó al suelo y allí apreté con mis manos su lindo cuello hasta que dejó de moverse, la metí en mi coche y le enterré entre los dos arboles que hay detrás de la cabaña, siempre ha estado ahí y nadie, nadie lo supo ver.
- Ahora vuelve a poner el coche en marcha y cuando yo te diga dirígete al precipicio y no frenes o será peor.
-¿Y tu?
Yo saltaré antes de que el coche caiga no pensarás que tengo ganas de morir.
Justo antes de llegar al precipicio Brenda se echó encima de David y le gritó a Kelly, ¡salta cariño, salta!
Kelly casi por instinto saltó y magullada y llena de polvo pudo contemplar como el coche se despeñaba con Brenda y con David dentro, luego vio un gran resplandor, una explosión y supo que todo había acabado, en ese instante sintió un beso en la frente y entonces no tuvo dudas, era Enma, era su querida hermana, y ya no tuvo miedo.




                    


















jueves, 24 de julio de 2014

No se puede escapar del Destino.

Se acercó a su cuerpo mientras la acariciaba lentamente con la mirada, cuando llegó a su altura le acarició la mejilla y dejó que sus dedos dibujaran sus labios rojos mientras ella cerraba los ojos y dejaba escapar un suspiro.
La besó dulcemente, y lamió su cuello, su barbilla....Ella se abandonó al placer que le producía el roce de su piel, el calor de su aliento, y dejó que la desnudara en silencio mientras ella hacía lo mismo.
La cogió en brazos y sin dejar de besarla y susurrarle palabras de amor la dejó encima de la cama, y se tumbó a su lado.
Después de los arrumacos y caricias llegaron a fundirse en un largo e intenso abrazo que culminó uniéndolos hasta que ambos se dejaron llevar por un placer que rayaba la locura,  exhaustos se quedaron dormidos uno en brazos del otro.
Alyssa despertó sobresaltada, miró el reloj y a Malcom, lo besó dulcemente y se levantó despacio para no despertarlo, entró en la ducha y cuando salió ya vestida dispuesta a marcharse, Malcom la miraba sentado en la cama.
-¿No puedes quedarte un poco más?
-Ya sabes que no, hoy tengo una cena en casa de mis suegros.
Alyssa tenemos que hablar, esta situación es insoportable cada día me cuesta más trabajo separarme de ti, no puedo seguir admitiendo tenerte solo a medias, te necesito en mi vida a tiempo completo.
Malcom, ya lo hemos hablado ahora no es buen momento para pedirle el divorcio a Michael, las cosas no le van demasiado bien y se hundiría si lo dejo, sólo te pido que esperes un poco más, y todo será maravilloso te lo prometo.
Alyssa lo he pensado mucho y desde que nos conocimos hace ya un año he vivido con miedo esta relación, te amo, lo sabes desde siempre y eres lo mejor que me ha ocurrido en la vida pero esta situación me desespera, necesito decir a los cuatro vientos lo que siento por ti que conozcas a mi familia, el lugar donde nací, a mis amigos y esta clandestinidad nos prohíbe todo eso, y no creo estar dispuesto a seguir sacrificandolo todo por unas horas a la semana.
Por eso te pido que lo reflexiones este fin de semana y el lunes si estás dispuesta a dar este paso te espero aquí a las cinco. Si no vienes sabré que todo ha terminado.
Alyssa lo besó en los labios y salió cerrando la puerta.
Se subió al coche y mientras se marchaba pudo ver por el espejo retrovisor como Malcom la miraba desde el porche.
Encendió la radio y se dispuso a escuchar música y relajarse hasta llegar a casa, luego tendría el tiempo justo para ducharse y vestirse para la fiesta.
Eran las ocho y media cuando entró en la casa de sus suegros, la recibieron nerviosos y notó que su suegra había llorado.
-¿Qué pasa Rosmary y Michael aún no ha llegado?
Fue su suegro Sam quien le respondió:
-Siéntate cariño tenemos que decirte algo.
Su cuerpo se tensó como la cuerda de un violín y antes de que Sam le relatara lo ocurrido ella intuyó que lo que iba a contarle le cambiaría la vida para siempre.
Sam le comunicó que la policía del condado acababa de llamar, Michael había tenido un accidente cuando se dirigía a la fiesta, ahora mismo lo estaban operando y la esperaban para marcharse al hospital.
Alyssa notó como la habitación empezaba a darle vueltas y cuando despertó estaba camino al hospital en el coche de sus suegros, antes de llegar se recompuso y le preguntó a su suegra que se sabía sobre el estado de Michael.
-Poco, cariño solo que lo está operando el doctor Novo , amigo de Michael desde el instituto y que casualmente estaba en emergencias cuando entró.
Cuando llegaron esperaron en la sala de espera noticias que fueran alentadoras, mientras los remordimientos ocupaban los pensamientos de Alyssa, no podría soportar que le pasara algo, necesitaba saber que Michael se pondría bien y que todo volvería a ser normal, pero cuando vio el semblante serio del doctor Novo, supo que lo que iba a contarles no era bueno.
Hola señor y señora Morgan, hola Alyssa, tengo que decirles que Michael ha salido de la operación y que está estabilizado, pero tendrán que pasar unos días para saber el alcance de sus heridas, necesitamos hacerle algunas pruebas pero lo principal es que ahora está estable, su recuperación será lenta pero le hemos podido salvar la vida.
Alyssa se derrumbó, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas sin poder detenerse y de nuevo notó que el suelo se movía bajo sus pies, cuando despertó estaba en una camilla y una enfermera le estaba extrayendo sangre.
- No se preocupe está bien atendida, ha sufrido un desmayo pero seguro que no será nada grave, en unas horas tendremos los resultados y saldremos de dudas, mientras quédese tranquila, el doctor pasará ahora a verla.
La enfermera se marchó y al cabo de un rato entró un doctor de mediana edad, alto, de piel bronceada y gran sonrisa.
- Hola buenas noches, soy el doctor Graham, ¿cómo se encuentra?
- No demasiado bien, además del mareo, también tengo unas náuseas terribles.
- No se preocupe salvo que los análisis revelen otra cosa, es lo normal en su estado.
¿En mi estado, a qué se refiere doctor?
Tengo que comunicarle que se encuentra embarazada de unas seis semanas, pero según parece todo está bien.
¿Embarazada?, no puede ser, tiene que haber un error.
Siento la sorpresa pero le puedo asegurar que no existe ningún error. Por el momento debo marcharme, si necesita algo pídalo a la enfermera.
-Perdone doctor, no se si estará al corriente, pero necesito salir de aquí lo antes posible, mi marido acaba de tener un accidente y lo han operado, tengo que estar a su lado.
-No se preocupe en un par de horas si no se produce nada nuevo podrá irse a casa o a donde quiera.
-Por favor doctor, también quería pedirle discreción absoluta, no creo que sea el momento adecuado para dar la noticia, no hasta que sepa que mi marido se va a poner bien.
-No se preocupe yo no diré nada si usted no quiere.
-Se lo agradezco doctor.
Al fin puedo salir del hospital, necesito ir a casa darme una ducha, cambiarme de ropa y volver al hospital para hablar con los médicos, se lo he comentado a mis suegros y han decidido quedarse hasta que vuelva.
Ya estoy de vuelta y me dirijo al despacho del doctor Novo, cuando me invita a entrar está hablando por teléfono y con la cabeza me indica que tome asiento.
Espero paciente a que termine su conversación y es entonces cuando se dirige a mi y con voz susurrante me dice que me prepare para lo peor, Michael se encuentra estable pero muy mal, sus heridas son muy graves y el golpe a dañado su médula, si se recupera no podrá volver a caminar en mucho tiempo.
Mi corazón se acelera y mi cabeza parece que va a estallar, ¿cómo es posible que nos esté sucediendo esto a nosotros, como puede un accidente cambiar toda nuestra vida? y aunque suene egoísta ¿qué va a pasar con mi relación con Malcom, con nuestro bebé?
No podré decírselo, no sería justo para nadie, tengo que alejarme de él y centrarme en la recuperación de Michael, eso es lo correcto y siempre he hecho lo que se esperaba de mí, no podría hacer otra cosa aunque mi corazón se muera por distanciarme de Malcom, por renunciar a él, a su alegría, a su pasión, su complicidad, su visión del mundo y de la vida.
Las semanas empiezan a correr sin pausa, ya hace ocho desde que ocurrió el accidente, Michael salió del coma hace quince días y ahora está intentando recordar y sobre todo asumir que no podrá volver a caminar durante mucho tiempo, algo que le está superando, siente una frustración y una impotencia que hace que me grite, que me rechace cuando le digo que estoy a su lado que saldremos de esta, pero él no quiere luchar, sólo llora y culpa al mundo de lo que le pasa e incluso a mí.
Desde que ocurrió el accidente no he vuelto a saber nada de Malcom, sólo por una amiga en común supe que se había marchado de la ciudad, cuando no acudí a nuestra cita al lunes siguiente, creyó que volvía con mi marido y que lo dejaba a él, nadie le contó lo del accidente, ni siquiera yo, así ha sido más fácil, si lo hubiera tenido cerca quizás algunos de los días en los que salía llorando y derrotada del hospital lo hubiera buscado para que me calmase, le habría dicho que estaba embarazada y que posiblemente fuese su hijo, le hubiese dejado que me acunara en sus fuertes brazos y me sentiría de nuevo una mujer amada.
Pero no puedo aunque quiera, mi conciencia me obliga a mantenerme al lado de Michael e intentar hacerle la vida más fácil.
Los meses pasan lentos y la recuperación es dura y dolorosa, Michael se ha vuelto conmigo un ser gris y amargado que me culpa de su accidente y que no tiene ningún interés por mí ni por el hijo que espero, es como si no lo quisiera, como si tuviera celos de él, del amor que le profeso sin que aún haya nacido. Pero cuando no sabe que estoy se comporta bien, es todo amabilidad, es conversador ,divertido, hay algo que se me escapa de su comportamiento pero no sé que es.
Hoy hemos tenido revisión con el fisioterapeuta que lo asiste y le ha dado muchas esperanzas de que pueda volver a andar, si la recuperación sigue así en unos meses lo conseguirá.
Cuando salimos me mira fijamente y cuando espero que  se muestre feliz por la noticia, me dice:
- Vamos a una cafetería, tenemos que hablar y acabar con esta mentira.
Lo miro sorprendida, no entiendo a que se refiere, pero espero a estar en el local para volver a abrir la boca.
- ¿Qué pasa Michael, a qué te refieres cuando dices que hay que acabar con esta mentira?
- ¿No puedo creer que no lo sepas Alyssa, crees que soy tonto?
Ese bastardo que esperas no es mío, yo hace muchos años que sé que soy estéril, y además nuestra relación es un burdo engaño desde hace mucho tiempo, llevo viviendo una vida paralela hace más de dos años con Bárbara mi secretaria y pienso irme a vivir con ella en cuanto me divorcie de ti y me recupere.
- Pero entonces ¿porqué has esperado para decírmelo todo este tiempo?
- Te necesitaba para que me cuidaras, además creo que te merecías un castigo por haberme sido infiel y quererme hacer cargar con un hijo que no era mío.
Las palabras de Michael quebraron el ánimo de Alyssa, había llorado tanto en silencio por tener que separarse de Malcom, por verse atrapada en esa relación que ahora no sabía como reaccionar, por una parte odiaba a Michael por haberla utilizado, pero también sentía que la liberación era superior a la ira, por fin se acabó la farsa, podría criar a su hijo y darle todo el amor del mundo sin la presencia de un ser despreciable como Michael.
A partir de ahora comenzaba su nueva vida, aunque fuera lejos de su amor, un amor al que renunció y al que no podía buscar porque no sabía si lo entendería, si habría rehecho su vida, tendría que seguir adelante sin mirar al pasado.

Le quedaban un par de meses para tener a su bebe y se afanó en buscar un nuevo hogar para los dos, alquiló un apartamento pequeño y después de dar las oportunas explicaciones a sus padres y amigos, volvió a trabajar por su cuenta, todavía era una prestigiosa fotógrafa y muchas publicaciones se rifaban su fotos por su calidad y sello personal.
Era una mañana de otoño cuando un dolor intenso la despertó, se duchó y llamó a su mejor amiga Loren para que la llevara al hospital, todo ocurrió muy rápido y en menos de tres horas, su hija estaba en el mundo. Cuando le vio la carita supo que nunca podría olvidar a Malcom, ya que la niña era su vivo retrato, tenía el cabello oscuro y unos inmensos ojos negros como los de su padre, incluso sus labios y el hoyuelo de la barbilla, Alyssa la estrechó en sus brazos y las lágrimas rodaron por su rostro.
Su vida se convirtió en una vorágine de noches sin dormir, cambio de pañales y hacer biberones, pero la sonrisa de su hija lo compensaba todo.
Volvió al trabajo cuando Dana tenía tres meses, y fue entonces cuando decidió montar una exposición con las fotografías de bebes que  había hecho en uno de sus reportajes para una revista para mamas primerizas, al principio no sabía si tendría éxito, pero su amiga que era la dueña de una galería la animó cuando comprobó la calidad de las mismas.
La noche de la inauguración, Alyssa disfrutó de sus amigos y sus familiares y fue todo un éxito, vendió varias fotografías y las críticas fueron geniales, allí vio de nuevo a un conocido de Malcom que le comentó que había vuelto a la ciudad a realizar un trabajo que le habían encargado a su estudio de arquitectura, quizás se quedase un par de meses.
El corazón de Alyssa se sobresaltó al saber que su amor se encontraba tan cerca pero rápidamente decidió olvidarlo y retomar su vida.
Aquella mañana abrigó a Dana para llevarla a la guardería, corrió escaleras abajo con ella pues llegaba tarde a una presentación, sentó a su hija en el coche y se dispuso a salir deprisa hacia la guardería, cuando se puso en marcha al girar hacia la derecha, salio un coche de un aparcamiento y colisionó con su vehículo.
-No me lo puedo creer dijo Alyssa muy enfadada mientras se bajaba del coche, parece que hoy no me sale nada bien.
Cuando el otro conductor se bajó de su coche con una sonrisa en los labios, Alyssa se quedó helada al comprobar que era Malcom.
-¡Dios, no puede ser!
Estaba igual, no igual no, más guapo, más encantador.
-Hola Malcom que casualidad, ¿cuándo has vuelto?
-Hace unos meses, pero que bien te veo Alyssa, ¿que es de tu vida?
Me enteré que te habías divorciado, ¿cómo estas?
-Bien, contenta por haber vuelto a trabajar y aprendiendo a vivir de nuevo.
Genial ¿te gustaría que quedáramos para cenar y así solucionamos lo del seguro?
En ese momento un claxon despertó a Dana y se puso a llorar desconsoladamente, Alyssa entró en el coche a calmarla, cuando salió Malcom se había marchado.
Alyssa se quedó helada pero volvió a montarse en su automóvil y se dirigió a su trabajo después de dejar a Dana en la guardería.
Pasó el día distraída y pesarosa, entendía la sorpresa de Malcom al saber que tenía una hija, pero no podía sospechar ni en sus mas terribles pesadillas que su reacción fuera huir, sin siquiera esperar que ella le contara lo ocurrido.
Salió de la oficina mientras una fina llovizna caía cansina por la ciudad, se introdujo en su coche, puso música y recogió a Dana, cuando la vio y le tendió los brazos con una sonrisa comprendió que ella era lo más importante en su vida y si Malcom quería perdérselo era su problema. Dana era su motor, su motivo para sonreír cada día y eso no lo cambiaría nada ni nadie.
Entro en su apartamento, dejó a Dana en la alfombra mientras se cambiaba y se dispuso a calentarle la cena.
Cenaron y después de bañarla y jugar con ella un rato, la llevó a su camita le leyó un cuento y antes de terminarlo comprobó que su hijita se había dormido, la arropó y la besó en la frente, en ese momento se sintió la mujer más dichosa, pero el timbre de la puerta la sacó de sus pensamientos.
Se apresuró a abrir para que el ruido no despertara a su pequeña, y cuando lo hizo su sorpresa fue mayúscula cuando se encontró frente a Malcom que con una sonrisa en los labios y una botella de vino en la mano le dijo:
- ¿Puedo entrar?, me parece que te debo una explicación por lo de esta mañana.
Alyssa se apartó de la puerta para dejarlo pasar y lo acompañó al salón.
Antes de sentarse el le ofreció la botella de vino y le pidió un sacacorchos y dos copas.
Se saludaron como dos viejos amigos, se preguntaron por sus vidas en estos meses y cuando la conversación se volvió relajada Malcom la miró a los ojos y le explicó que aquella mañana se había asustado, nadie le había dicho que tenía una hija, es mas, hacía poco que se había enterado de su divorcio y tenía tantas ganas de volver a verla, que cuando sucedió se quedó sin respuesta al comprobar lo del bebé.
-Lo siento Alyssa me comporté como un idiota, la verdad es que he pensado mucho en ti, en nosotros en los que teníamos, no he podido olvidarte, y cada día que pasa estoy más convencido de que nos merecemos una nueva oportunidad, ¿tú que sientes?
-Oh! Malcom, no sabes cuanto he soñado con este momento, en mis noches de soledad hasta que nació Dana pensé en buscarte, en llamarte y explicarte lo ocurrido, pero no lo hice por miedo a que tu no quisieras saber nada de mí, a que hubieras rehecho tu vida con otra persona,...
-Salí con alguien durante un tiempo, pero no funcionó, te buscaba a ti, tu sonrisa, tu boca, tu cuerpo y terminé dejándola.
Se acercó y la besó con rabia como queriendo recuperar el tiempo perdido, ¡cuanto te he echado de menos!, tu piel , tu olor, te necesitaba a mi lado para sentirme vivo, sin ti sólo vi pasar los días uno tras otro pero no disfruté ninguno.
Ella lo abrazó con fuerza como si pensase que se podía acabar este momento que tanto había recreado en su imaginación durante tanto tiempo, lo acarició, le mordió el cuello, se enredó en su cuerpo y tras besarle apasionadamente le pidió que la hiciera suya, que entrara en su cuerpo de nuevo y que no se marcharse  de allí nunca.
Cuando terminaron sudorosos y felices, Alyssa se levantó se puso la camisa de Malcom y le invitó a seguirla, lo cogió de la mano y entraron en el dormitorio de la pequeña Dana.
-Todavía tengo que decirte algo, y espero que no te enfades, pero cuando Malcom vio el rostro de la pequeña lo supo todo, se arrodilló a su lado y le acarició la carita y el hoyuelo de la barbilla idéntico al suyo, y en ese instante supo que nada ni nadie podría arrancarlo del lado de esa chiquilla y de su mujer. Por fin el destino le había regalado una familia.




lunes, 30 de junio de 2014

La trama.

La cabeza le daba vueltas, no se sentía con fuerzas para asimilar todo lo que había ocurrido y decidió recostarse en el sofá, allí los recuerdos se agolparon en su mente, y pugnaron por salir y dar sentido a todo lo sucedido.
Hasta hace unos meses, su rutina giraba entorno a su trabajo, su novio, sus fiestas  y poco más.
Pero todo cambió una noche del mes de octubre, salía del trabajo derrotada después de una jornada especialmente dura, los planes de previsiones de la última campaña no terminaban de ajustarse y el cliente la llamó furioso, quería que se cumplieran los plazos y no estaba dispuesto a desembolsar ni un dólar más en la propuesta, cuando terminó de hablar con él lo había convencido de que todo se arreglaría que confiase en su equipo y en su profesionalidad, su campaña tendría prioridad absoluta.
Guardó el teléfono en el bolso y se dirigió con paso rápido hacia donde tenía estacionado el coche, fue entonces cuando escuchó una discusión entre un hombre y una mujer, él le estaba reprochando que lo hubiese engañado, que se hubiera vendido por unos miles de dólares cuando él se lo había entregado todo, la mujer rubia lloraba apoyada en la pared y de pronto sacó un arma del bolso y diciéndole lo siento, le disparó dos tiros  a bocajarro.....
Mariam solo pudo esconderse en las sombras del callejón y ver como la desconocida huía del lugar dejando el cuerpo sin vida tirado en el suelo, dominó su miedo inicial y se fue acercando poco a poco al individuo que yacía con un tiro en el pecho sobre un gran charco de sangre, se agachó para comprobar si seguía con vida, y entonces, él la agarró de la mano y le susurró un nombre y unos números, a la vez que le daba un pendrive y le pedía que tuviera cuidado y no se fiara de nadie.
Cuando logró zafarse del hombre que agonizaba, dudó en quedarse o llamar a emergencias y marcharse, lo único que necesitaba para terminar de arruinar el día era que llegara la policía y la llevaran a comisaria para prestar declaración y verse envuelta en un asunto tan desagradable, además las últimas palabras de la víctima la habían asustado, por lo que decidió  subir a su coche, llamar a emergencias y marcharse de allí lo antes posible.
Cuando llegó a su apartamento, se dio cuenta que tenía la mano manchada de sangre, se deslizó hacia el baño y antes de que Paul la viera se lavó y se echó agua en la cara para poder tranquilizarse, no quería tener que darle explicaciones a nadie, y sabía que si lo hacía, él no pararía hasta llevarla a la policía y hacerle cumplir con su deber de ciudadana.
-Hola cariño ¿cómo te fue el día?
-Estresante, estoy agotada, esta campaña me está matando sino fuera por los beneficios que nos va a reportar te digo muy enserio que la dejaría en este mismo instante, el señor Human puede llegar a ser insufrible, pero ya se sabe quien paga siempre tiene la razón.
-No te preocupes todo saldrá bien, siempre lo hace tienes un don para este negocio y los empresarios lo saben por eso confían en ti.
-Gracias amor, voy a darme un baño y ahora vuelvo y hablamos de tu libro ¿de acuerdo?
-Mientras iré preparando la cena, ¿Te apetece una ensalada?
-Eso estaría genial, y también una copa de vino blanco si no es mucho pedir.
Dejó a Paul en la cocina y mientras llenaba de agua la bañera, se desvistió, miró su reflejo en el espejo del baño y después de encender unas velas y echar un puñadito de sales, se dispuso a relajarse. Cerró los ojos pero no pudo quitarse de la cabeza la sangre de ese pobre hombre y sobre todo las palabras y los números que le había susurrado y que le martilleaban la cabeza.
- Estación norte-bulevar, 11225566, Estación norte-bulevar, 11225566,Estación norte-bulevar, 11225566,Estación norte-bulevar, 11225566.....
¡Qué demonios! tengo que relajarme o Paul notará que me pasa algo además sólo tengo que deshacerme del pendrive y todo habrá acabado, no tengo porque complicarme mirando que hay en él.
Se envolvió en un albornoz, se secó y se vistió con una camiseta y un pantalón de chándal y fue a la cocina donde la esperaba él con la mesa puesta y una copa de vino en la mano.
Disfrutaron del vino y de la cena mientras conversaban y Paul la ponía al día sobre los avances en su libro.
La trama estaba ya decidida iba a ser una novela de espías, con una narrativa ágil y fresca para que enganchara al público.
Terminaron la velada entre besos y caricias y cuando Paul estuvo dormido Mariam no pudo dejar de levantarse, encender su portátil y ver lo que encerraba el dichoso pendrive, no daba crédito a lo que veía, alguien llamado Robert Schuman acusaba en un vídeo al gobierno americano de estar involucrado en un próximo atentado contra varios presidentes iberoamericanos, si aquello se llegaba a saber se desataría una guerra sin precedentes, y guardaba las pruebas en un lugar seguro dispuestas para desvelarlas a la prensa extranjera.
Según dedujo Schuman era el hombre que asesinaron en el callejón, buscó su nombre en Internet y supo que era un  miembro relevante del FBI, y en una de las fotos aparecía con la mujer que vio en el callejón y que le disparó, era una colega de relaciones internacionales llamada Helem Marsals con una dilatada carrera diplomática y con relaciones muy importantes tanto en el gobierno como con varias embajadas extranjeras donde estuvo trabajando.
Se acostó y el sueño terminó venciéndola, cuando se levantó Paul ya había preparado el café, se duchó se vistió y salió corriendo a la oficina., antes de entrar compró el periódico y ante su sorpresa no salía ninguna noticia sobre el asesinato de la noche anterior.
Estuvo toda la mañana distraída, y cuando salía a almorzar, alguien la llamó a su móvil.
-¿Señorita Graham? ¿Es usted?
Sí dígame, ¿con quién hablo?
-Mi nombre no importa por el momento, pero busco algo que usted tiene, alguien le entregó algo en un callejón cerca de la sexta avenida, usted pasó por allí cuando no debía y necesito que me lo entregue.
-¿y si me niego?
-Yo que usted no me negaría, porque sino estaría metida en un gran problema, un problema muy feo, y no pagaría las consecuencias solo usted, sino también ese novio escritor que tiene y con el que que vive en la calle Charleston 132.
-Ahora hágame caso, la espero esta noche en el aparcamiento del hotel Victoria en la esquina de la tercera avenida con Luwing a las ocho y venga con lo que se llevó.
-Por cierto no comente esto con nadie o lo pondrá en peligro.
Mariam pasó el día nerviosa, llamó a Paul para decirle que se retrasaría que tenía una cena con unos clientes de última hora y que no la esperara despierto.
Paul le preguntó:
-¿Te pasa algo cariño? ¿Te noto preocupada?
-Oh no es nada el trabajo que se me está acumulando y a veces creo que no llegaré a tiempo, pero eso es todo te lo aseguro.
De acuerdo, te esperaré despierto, de todas formas tengo que seguir trabajando, creo que el argumento de la novela va por buen camino, no puedo dejarla ahora.
-Como tu veas, hasta luego.
Llego al aparcamiento con diez minutos de antelación, y al cabo de un rato un coche negro con los cristales tintados aparcó a su lado. Del asiento del conductor se bajó un hombre con cara de pocos amigos, con unas gafas oscuras y una gorra, ella le tendió en pendrive y el le dijo:
-Ahora será mejor que olvide todo esto cuanto antes y vuelva a su vida.
Ella no pudo respondedle, solo puso el coche en marcha y se alejó. Por el retrovisor vislumbró como el chófer abría la puerta y le daba el pen a alguien que había en la parte trasera del automóvil.
Llegó al apartamento antes de lo que pensaba y lo encontró vacío, se preparó una copa de vino y llamó a Paul por teléfono, saltó el contestador.
Mientras saboreaba el dulzor del vino, pensó si sería buena idea contactar con Susan, creyó recordar que su hermano estaba trabajando en el FBI quizás pudiera hablar con el, siempre lo consideró un buen chico, formal y muy discreto.
Sin darse cuenta se quedó dormida en el sofá y cuando Paul llegó eran casi las dos de la madrugada, la pasó a la cama y no hablaron hasta la mañana siguiente.
-¿Dónde fuiste ayer?
- Me llamó Ian a última hora tenía que hablar conmigo de la novela, necesita que la entregue para Navidad.
- ¿cómo va, has adelantado mucho?
-¿cuándo me vas a dejar leerla?
- pronto no te preocupes seguro que pronto podrás leerla y comentar que te parece.
Los días empezaron a transcurrir monótonos, hasta que una mañana notó que un hombre la seguía, desde ese momento estuvo más atenta y descubrió que alguien se había tomado la molestia de espiarla y seguirla allá donde iba, tendría que averiguar quién y porqué.
Pidió un café largo en la cafetería donde iba todos los días, y al salir tropezó con un hombre vestido con un traje negro y gafas negras,de impresionante altura, casi le tira el vaso, pero en el último minuto el extraño lo cogió al vuelo y pidiéndole disculpas se lo devolvió.
Salio a la calle decidida a comprar el periódico y sentarse en un banco a tomarse el café, eso era lo ultimo que recordaba, ahora se encontraba en una habitación lúgubre como en su sótano, tumbada en una cama y con un dolor de cabeza terrible.
-¿Pero que demonios ha pasado?
-¿Quién la había llevado allí?
No recordaba nada solo que empezó a encontrarse mal mientras estaba leyendo el periódico y nada más luego la oscuridad más absoluta.
-Desesperada empezó a gritar:
-¡Sáqueme de aquí! ¿Alguien puede oírme?
¡Socorro necesito ayuda!
En un instante un rayo de luz se coló por la puerta que empezó a entreabrirse y un hombre con una mascara entró. Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando el individuo se acercó a ella y sin mediar palabra la abofeteó, cuando se recuperó del impacto entre aturdida y dolorida, notó el sabor de la sangre en sus labios y oyó la voz del secuestrador que la amenazaba con matarla si volvía a gritar.
-¿Qué quiere de mí?¿qué se propone?
- Ya lo irá averiguando querida disponemos de mucho tiempo, así que acomódese cuanto antes a su nuevo hogar y relájese se lo digo por su bien.
El sujeto salió de la habitación dejando una bandeja con comida y agua y se volvió a quedar sola en aquel tétrico lugar mientras su cabeza no dejaba de dar vueltas e intentaba encontrar un motivo para haber llegado a esta situación.
-¿A quién habría enfadado tanto para que la secuestrara?
Seguro que todo estaría relacionado con el maldito pendrive,pero no podía entenderlo, ella no le había contado nada a nadie, y lo había devuelto cuando se lo pidieron ¿porqué entonces se encontraba en este lugar?
Pensó en Paul, el se preocuparía cuando viera que no llegaba a casa y daría la voz de alarma, seguro que pronto la encontrarían mientras debía ser astuta y no enfadar a su secuestrador, e intentar conseguir la máxima información posible para poder identificarlo.
Pero los días empezaron a pasar y nadie venía a buscarla, primero pasó por un estado de conformismo y apatía, se negaba a comer y lloraba continuamente, y más tarde decidió que no podía abandonarse, debía luchar por estar lo más ágil posible para intentar escapar en cuanto tuviera ocasión, de todas formas su secuestrador no había vuelto a pegarle y si hubiera querido matarla ya lo habría hecho así que tenía que empezar a pensar con inteligencia y urdir un plan para escapar de ese encierro.
Empezó a estar atenta a los sonidos, apuntó mentalmente los horarios en que el hombre le llevaba la comida, sus rutinas y si habría algo que pudiera ayudarla a escapar.
Con los muelles del colchón, hizo una especie de pincho, y planeó el día que huiría, por lo que averiguó estaban en Navidad y a su vigilante parecía fastidiarle tener que pasar esas fechas allí, notó como se descuidaba en algunas de las rutinas diarias y una mañana cuando entró lo apuñaló con todas sus fuerzas y dejándolo allí tirado corrió hacia la salida.
Cuando estuvo en la calle paró un taxi y le pidió que la llevara a la comisaría más cercana, también le preguntó al taxista donde ese encontraban y este la informó que estaba en un barrio no muy recomendable de Nueva York.
Llegó a la comisaría y tras pagarle al taxista se dispuso a entrar, un inspector muy amable la atendió y la llevó a una habitación para tomarle declaración, por él inspector Connor supo que llevaba secuestrada dos meses y que su novio Paul había denunciado su desaparición a la semana de ocurrir.
Ella se quedó extrañada, pero no dijo nada, también le dijo que lo habían seguido porque lo consideraban sospechoso pero que no encontraron pruebas que lo incriminasen, mas allá de reunirse con su hermano, un chico con problemas que acababa de salir de un reformatorio, pero su seguimiento no produjo resultados, en todo este tiempo se había dedicado a escribir y hacía unas dos semanas que se publicó su libro y estaba siendo un éxito de ventas por lo que había oído.
Un coche patrulla la acompañó a casa y la dejó en el rellano, cuando se hubo marchado dio media vuelta y se dirigió a la estación de metro Norte-Bulevar, aun recordaba aquella combinación y el número de taquilla que había encontrado cuando buscaba información en el pendrive, quizás aquello le diera una pista.
Llegó al sitio exacto y  empezó a introducir los números de la combinación, cuando consiguió abrirla se quedó estupefacta, dentro solo había un libro, un ejemplar que se titulaba "Los ojos a veces mienten" de Paul Shorterm, era la novela de su novio, pero que hacía allí, no lograba entender nada, la cogió y se sentó en uno de los bancos de la estación a ojearla, y se quedó perpleja cuando comprobó que la trama de la novela era lo que a ella le había sucedido desde que vio aquella pareja en el callejón.
¡Dios! ¿cómo pudo ser tan ilusa, cómo no sospechó nada?
Maldito Paul ¿cómo había podido hacerle eso?
Llamó a inspector Connor  y lo puso al tanto de lo que acababa de averiguar.
Aquella misma tarde detuvieron a Paul y a su hermano Michel que fue su guardián durante el secuestro.
Una vez que estuvo en la seguridad de su apartamento, se preparó una copa de vino y lloró amargamente al comprobar  lo que un ser humano es capaz de hacer para encontrar la fama y el reconocimiento, aunque después de todo se felicitó por haber conseguido echar de su vida a un hombre que no la merecía, además el inspector Connor no estaba nada mal y ya la había llamado para invitarla a un café y para hablar.¿Quién podría decir que de todo esto no saldría al final una gran historia ?





lunes, 16 de junio de 2014

Verdades ocultas.

Habían pasado casi dos años desde que Sole tuvo que dejar el calor de su hogar en un pequeño pueblo andaluz para buscarse la vida en Madrid, recordaba el día que llegó, el cielo plomizo amenazaba lluvia y cuando bajó del tren y el viento y el frío de la capital le abofetearon la cara supo que una nueva etapa de su vida empezaba, sin el abrigo de los suyos, sin el calor de los brazos de su madre y si la complicidad de su hermana menor que se había quedado en aquella casucha de paredes encaladas y chimenea que ya empezaba a echar de menos.
Aquel día se dirigió de inmediato con una carta de recomendación que llevaba guardada a buen recaudo en el bolsillo de su viejo abrigo, a casa de los señores marqueses de Monteverde.
Se quedó boquiabierta cuando entró en el portal del edificio, fiel reflejo del neoclasicismo y pudo admirar las grandes escaleras de mármol, las lámparas de cristal y toda la opulencia que se vislumbraba nada más poner un pie allí.
La sacó de su ensimismamiento una voz amable que le preguntó:
-¿Dónde se dirige la señorita?
Se volvió toda ruborizada y se encontró frente a un señor con traje y gorra que le informó que era el portero de la finca y que se llamaba Sebastián.
Casi en un susurro le comunicó que tenía que ver a Doña Asunción, la marquesa, que traía una carta para ella y que la estaba esperando.
De acuerdo chiquilla, pero ten cuidado creo que hoy no está de muy buen humor, es el principal derecha.
Sole le dio las gracias y subió las escaleras deprisa cargando con la pequeña maleta de cartón en la que su madre con todo el amor del mundo le había puesto lo poco que tenía.
Llamó a la puerta y le abrió una señora con el pelo cano, con uniforme oscuro y cofia:
- ¿Que se le ofrece niña?
-Buenos días soy Soledad, vengo de Málaga y traigo una carta para la señora Marquesa, la está esperando.
- Dámela y espera un momento aquí mientras se la entrego.
Al cabo de un buen rato, las misma señora volvió a abrirle la puerta y la dejó pasar.
Entró con miedo y cuando llegó al salón y vio a la señora marquesa las piernas empezaron a temblarle.
- Pasa chiquilla que te vea, Sole se adelantó unos pasos y cuando estuvo frente a Doña Asunción, esta la examinó de arriba a bajo y le dijo a Adela, instala a la chica contigo y consiguele un uniforme, espero que la enseñes para que esté a la altura.
-Y respecto a tus obligaciones Adela te pondrá al día, solo espero que no tenga que arrepentirme de hacerle un favor al padre Damián.
Quiero que sepas que cuanto menos se te oiga y menos se note tu presencia mejor para todos, ¿alguna pregunta?
-No señora, y gracias haré todo lo que esté en mi mano para que sea como usted ordena. 
Adela salió del comedor y Sole la siguió en silencio, cuando llegaron a la habitación que iban a compartir, le dijo cual sería su cama y que dejara la maleta y luego lo guardaría todo, ahora había cosas que hacer en la cocina.
Habían sido meses de muchos cambios en su sencilla vida, pero pronto se acostumbró a trabajar duro y callar y bajar la mirada cuando se dirigían a ella alguno de los miembros de la familia donde servía.
La familia estaba compuesta por Doña Asunción, la marquesa, señora de misa diaria y golpes de pecho, patriota y devota de Franco y una de las personas más tiranas e insensibles que Sole se había encontrado en su corta vida, algo que pudo constatar al poco de estar viviendo en el número catorce de la calle Serrano, la doncella que servía la mesa y atendía a los invitados,Charito, sufrió una caída en plena fiesta debido a la zancadilla de una de las hijas de Doña Asunción, una niña irritante llamada Piluca, algo más pequeña que Sole y malcriada en exceso, derramando el líquido que portaban las copas que servia a los invitados.
Automáticamente doña Asunción, la llamó torpe y la despidió con cajas destempladas sin dejar que la pobre pudiera explicarle lo ocurrido.
También vivía o mejor dicho sobrevivía el señor marqués don Ernesto, hombre serio, culto y tremendamente prudente que pisaba por aquel suntuoso piso casi sin hacer ruido, como si así pudiera evitar los envites de su malhumorada esposa.
El matrimonio tenía cuatro vástagos, el señorito Carlos, estudiante calavera que más que estudiar paseaba libros y se dedicaba en cuerpo y alma a asistir a todas las fiestas que se daban en Madrid, la señorita Candela, Piluca y el más pequeño de los Monteverde, un chico llamado Nicolás, sensible y cariñoso que ponía de los nervios a su madre que veía en él un chico demasiado pusilánime para la carrera militar para la que lo tenía reservado.
Además de Adela, la cocinera con la que compartía cuarto, mujer entrada en años y sin hijos que había servido a los marqueses desde tiempos inmemorables, también pertenecían al servicio, Luisa, la nueva doncella  que fue contratada poco después de que despidieran a la pobre Charito, chica algo desvergonzada a la que había pillado en varias ocasiones dejándose hacer arrumacos por el señorito Carlos en la oscuridad del angosto pasillo de la casa, y permitiendo a éste que se metiera de vez en cuando en su dormitorio.
También servían en la casa, aunque no vivían allí, el chófer, un joven apuesto de nombre Manuel y el secretario del señor marqués, don Agustín, escribano venido a menos que se ganaba la vida escribiendo y atendiendo la correspondencia que se recibía en la casa.
Aquel verano el calor era asfixiante y todo estaba preparado para marcharse a Santander al palacete que la familia tenía allí y donde pasaban los veranos, pero el viaje se había retrasado porque la señorita Candela se había indispuesto y
el médico le había aconsejado que no sería bueno el aire húmedo del Norte.
Al final se decidió que se marcharían todos excepto Candela y Sole y que una cuñada de doña Asunción, viuda de guerra de su hermano Luis, se mudaría al piso de la calle Serrano durante el verano para cuidar de su sobrina y vigilar que todo estuviera bien, con la promesa de acompañarla ella misma al palacete si el médico así lo recomendase.
A las dos semanas de la marcha de la familia, la tía Vicenta se marchó como todos los días a misa de ocho y fue la primera vez que la señorita Candela y Sole tuvieron tiempo de hablar de forma más íntima.
Fue Candela quien inició la conversación y le preguntó a Sole,
 -¿no te sientes sola lejos de tu familia?
- Si señorita, pero a todo se acostumbra una, y el dinero que consigo ahorrar y mandarle a mi madre y a mi hermana las ayuda a sobrevivir en estos tiempos.
Que generosa eres, te admiro, yo no creo que fuese capaz, pero claro yo creo que soy capaz de bien poco.
-No diga eso señorita seguro que usted es capaz de hacer lo que se proponga.
Gracias Sole pero yo conozco mis limitaciones, y sino ya está mi madre para recordarlas a diario, que si no es bueno que pinte, que no llegaré nunca a nada, que lo que debo hacer es buscar un buen marido que como siga así me voy a quedar para vestir santos.
A veces me gustaría salir de esta casa y no volver nunca, y diciendo esto se echó a llorar desconsoladamente, Sole no sabía como consolarla y sólo se le ocurrió decirle:
- No se preocupe señorita yo estaré aquí para lo que necesite.
Al poco rato volvió doña Vicenta y tuvieron que terminar la conversación que habían iniciado, pero la complicidad se instaló entre ellas a partir de entonces y desde ese día mantenían grandes charlas a espaldas de los demás.
Una tarde en que la señora Vicenta se había recostado porque le dolía la cabeza, Candela llamó a Sole y le dijo:
¿ Y tu familia como se encuentra, están todos bien?
Bueno mi hermana se encuentra bien, la que me preocupa es mi madre que está algo delicada de salud, si sigue así tendrá que dejar de trabajar y no sé yo si les llegará con lo poco que yo les mando.
¿Y tu padre? nunca me has hablado de él.
-No señorita, no le conocí mi madre dice que murió y el que fue el segundo marido de mi madre está en la cárcel por asuntos de política así que solo las tengo a ellas.
¿ Y quién te recomendó para que vinieras a Madrid?
Fue el párroco de mi pueblo el padre Damián.
- ¡Ah Don Damián!, es un viejo amigo de la familia y tengo entendido que casi inseparable del hermano de mi madre, mi tío Julio.
Vive en Barcelona con su esposa, pero nunca tuvo hijos, creo que por eso siempre que nos vemos tiene ese semblante tan triste, es como un alma en pena, y su esposa una frívola que sólo piensa en fiestas y en viajar o eso dice mi madre.
Lo cierto es que le tengo bastante cariño, sé que estuvieron un tiempo viviendo en Andalucía, pero no sé que negocios hicieron que se trasladasen a vivir a Barcelona, creo que mi tío nunca se recuperó del traslado, dice que añoraba la paz y la tranquilidad del campo.
Los días transcurrían lentos con el calor sofocante del verano y una tarde en la que el médico aconsejó que Candela ya podía empezar a salir a la calle cuando refrescara la tía Vicenta decidió que sería buena idea dar una paseo por el Retiro y sentarse cerca del lago a tomar una limonada, además Sole las acompañaría por si  Candela se sintiese indispuesta y hubiese que avisar de nuevo al médico, así lo hicieron y pasaron una tarde agradable hasta que a Vicenta con una copita de anisete que se tomó se le soltó la lengua y pronto empezó a decir que lo de su cuñado Julio había sido una pena, tan apuesto y tan galante¿como había podido jugarse su posición por una simple criada, y encima la indecencia de dejarla preñada?
Menos mal que todo se pudo solapar cuando lo hicieron comprometerse con doña Florita, una solterona con caudales pero seca como la hierba en verano, por eso estuvo dispuesta a aguantar las habladurías de la gente del pueblo y cuando la niña creció y la situación se hizo insoportable porque se parecía mucho a su padre, decidió que lo mejor era marcharse a Barcelona, y en pocos meses lo dispusieron todo para que así fuera.
Cuando Candela empezó a preguntarle a su tía por esa niña, Vicenta calló, pues en ese mismo instante se dio cuenta de lo imprudente que había sido y de los problemas en los que se metería si su cuñada Asunción llegara a enterarse de esa conversación.
Se marcharon con rapidez del parque y no volvieron a hablar en todo el trayecto hasta la casa, pero ya había sembrado la duda en Candela, y ésta estaba dispuesta averiguar todo lo que pudiera sobre esa niña.
El verano llegó a su fin y la familia al completo regresó de su descanso estival, en la casa reinaba un caos de maletas, baúles y todo debía de ser lavado y planchado con mimo antes de guardarse, así que el trabajo mantuvo ocupada todo el día a Sole que sólo descansó un momento a la hora de la comida.
Después de varios días ajetreados mientras tomaba una achicoria en la cocina con Adela, le preguntó a esta:
-¿Puedo hacerle una pregunta Adela?
-Claro niña dime.
-¿Usted conoce al hermano de la señora Asunción, don Julio?
¿y eso porque debe interesarle Sole?
- No por nada solo que oí una conversación sobre él y que tenía una hija pero no con su esposa y me llamó la atención.
-Deja de meterte en cosas que no te interesan niña y sobre todo cuídate bien de que no llegue esto que me has contado a oídos de la señora sino pronto te verás de patitas en la calle, ¿es eso lo que quieres?
-No claro que no, perdone la indiscreción doña Adela no volverá a repetirse.
Llegó el otoño y una tarde que Luisa tenía libre y Sole hacía sus labores, llamaron a la puerta, salió solícita a abrir y cuando lo hizo se encontró con un apuesto caballero con las sienes plateadas, y unos ojos del mismo color que los suyos de un gris penetrante y cristalino.
Perdone¿ que deseaba?
El hombre se quedó sin aliento cuando la miró, pero pronto reaccionó y preguntó por la señora de la casa, le preguntó que de parte de quien y el le respondió que era su hermano Julio, entonces ella sorprendida lo acompañó al salón.
Cerró las puertas y se dirigió de nuevo a la cocina, pero aún estando allí pudo oir las voces mientras discutían y el le recriminaba a su hermana :
-¿cómo has sido capaz, sabes que es mi hija y la tratas como a una criada?
Eso es lo que es una vulgar chiquilla sin modales y sin vergüenza como la ramera de su madre, ¿ es que ya se te ha olvidado todo lo que hice por ti?
Por salvar a esta familia de la deshonra donde tu la habías llevado con tus locuras.
Además lo hice por hacerle un favor al padre Damián, o ¿crees que yo acogería de buena gana a esa hija del pecado?
Ha sido un acto de caridad cristiana, pero no te preocupes hoy mismo la echaré a la calle si es eso  lo que quieres.
Don Julio salió furioso del salón y llamó a voces a Sole.
Chica recoge tus cosas, nos vamos de esta casa para siempre, pero señor, yo no puedo irme así, necesito el dinero para mandarlo a mi casa mi madre está enferma y mi hermana es muy pequeña para trabajar.
No te preocupes yo me ocuparé de todo, mientras tanto doña Asunción con un ataque de nervios, solo lograba balbucear:
Si hija del demonio, vete de mi casa, una casa honrada donde nunca debería haber venido.
Maldita seas tú y la malnacida de tu madre.
Sole con lágrimas en los ojos cogió sus cosas y sin entender nada salió detrás de Don Julio sin saber el futuro que se cernía sobre ella y su familia.
El la acompañó hasta su casa en Málaga y no le dirigió la palabra en todo el camino, cuando llegaron su madre María los estaba esperando.
La abrazó, la tranquilizó y le pidió que entrara dentro, ella tenía que hablar con don Julio.
Lo que hablaron no lo llegó a saber nunca, su madre no se lo contó y no volvió a ver a Don Julio, pero las cosas se arreglaron en su casa, cada mes, llegaba un sobre con dinero que les permitía vivir e incluso asistir a la escuela, así fue como consiguió sacarse el título de maestra.
Y mucho después de la muerte de su madre, una tarde en la que se encontraba repasando unos examenes de sus alumnos encontró una carta que alguién había colado por debajo de la puerta. Miró la dirección sorprendida y la abrió, en ella un abogado de un prestigioso bufete de Barcelona, la citaba para el día viente de septiembre para leer un testamento del señor Don Julio Azcarate Molist, al principio pensó que era un error, pero cuando llamó por teléfono al despacho le confirmaron la información.
Aquel día amaneció con un sol brillante en Barcelona, Sole había llegado el día anterior y se había instalado en una pensión de las Ramblas, limpia y barata.
Se marchó dando un paseo y llegó a la hora prevista al despacho de Abogados, allí la hicieron pasar a un despacho donde la esperaba el señor Notario.
Cuando entró este la saludó muy amablemente y le refirió que iba a proceder a la lectura del testamento ya que no había más beneficiarios.
Así ante la sorpresa inicial pudo oír las palabras de su padre reflejadas en ese papel, en el que le pedía perdón por su cobardía cuando estuvo vivo por no haberse hecho cargo de ella ni haberse portado nunca como un verdadero padre.
En el testamento la reconocía como hija ilegítima y le concedía sus apellidos así como la hacía heredera de todas las propiedades que poseía y del dinero que guardaba en un banco de la capital.
Salió de allí con paso lento, aún no podía creerse lo que acababa de pasar de pronto tenía unos apellidos, una fortuna, podría dedicarse a lo que quisiera, viajaría le daría una vida mejor a su hermana, pero entonces las lágrimas recorrieron su rostro, unas lágrimas amargas al recordar el amor y la pena que siempre acompañaron a su madre, y se dio cuenta que ni todo el oro del mundo ni todos los apellidos ilustres juntos valían nada ante el amor incondicional de su madre y el sufrimiento que ese hombre que ahora se llamaba su padre le había hecho pasar.


                                       

lunes, 9 de junio de 2014

Días sin salida.

Mi vida se había convertido en una huida hacia adelante, nunca pensé que podría sentirme tan agobiada por las circunstancias, amanecía dudando sobre si lo estaba haciendo mal o bien y cuando pasaba el día llegaba a la conclusión de que me estaba equivocando, que no lograba hacerle entender a mi hijo, a una de las personas que más quería , que podía contar conmigo, que estaría para él siempre, mi marido tampoco supo lo que me pasaba y hasta mi matrimonio se estaba resintiendo por la falta de comunicación y la tristeza que me anulaba.
Sentía que me adentraba en un túnel sin salida, era incapaz de reaccionar, la apatía se había instalado en mí y los problemas me ahogaban hasta dejarme sin aliento.
Supongo que visto desde fuera era un problema nimio, pero siempre me había gustado llevar las riendas de la situación, adelantarme a los hechos, tenerlo todo atado y los acontecimientos se habían precipitado haciendo de mi rutina un caos, un desorden ilógico del que me estaba costando salir.

¿Cómo era posible que hubiera terminado así? me considero una mujer fuerte, luchadora y que no se rinde fácilmente. ¿Cuándo empecé a abandonarme , a llorar sin saber porqué, a dejar de lado todo lo que siempre me había interesado?
Cada noche me acompañaban a la hora de dormir mis inestimables amigas, las pastillas sin las que no podía conciliar el sueño y a pesar de todo las pesadillas acudían a mis sueños noche tras noche sin dejarme una tregua para el descanso.
Pero aunque el miedo me atenazara por momentos, cuando amanecía temía el transcurrir del día, cuando anochecía temía la oscuridad y los malos augurios que se hacían presentes en mis noches, intentaba convivir con ellos, todo se iría diluyendo y sólo quedaría un mal recuerdo, volvía a caerme y volvía  a levantarme, al fin y al cabo eso es vivir, tropezar y caerse, y levantarse con las rodillas doloridas y con esfuerzo intentar volver a andar y seguir, y no parar siempre con la mirada puesta en el horizonte, en un nuevo mañana que nos devuelva lo que fuimos, lo que se fue o lo que dejamos perder mientras los minutos, días y horas juegan en nuestra contra y nos hacen perder un tiempo maravilloso, un tiempo que se pierde irremediablemente si no hacemos nada para evitarlo, un tiempo imposible de recuperar y por el que hay que hacer el máximo esfuerzo por seguir por disfrutar, de un olor, de un abrazo de una mirada y de una sonrisa, esas pequeñas cosas que nos dan la vida y hacen que la disfrutemos sin darnos apenas cuenta.
Alguien dijo una vez que "el amor mueve el mundo", y yo puedo constatar que una madre lo pone boca abajo si hace falta.


                          



viernes, 23 de mayo de 2014

Viaje sin retorno

Aquella lluvia mortecina del mes de abril hacía que Alex estuviera absorto en sus pensamientos y recordara perfectamente su adolescencia, el momento en que descubrió que lo único que le interesaba era desenterrar tesoros, descubrir tumbas escondidas, códigos secretos, papiros y restos de seres que habían vivido hace miles de años. Guardaba en su memoria todos los enfados de su madre pues siempre acababa lleno de tierra y barro en su búsqueda incansable de maravillas ocultas, y la expectación con la que lo escuchaba su padre cuando le relataba las mil y una aventuras que había vivido aquella tarde y que viviría cuando fuera un arqueólogo de renombre. 
Siempre había sabido que quería estudiar y obtuvo unas magníficas calificaciones que hicieron que después de haber terminado la carrera se encontrara en una excavación en Luxor, en concreto en la restauración de la tumba de Djehuty que, junto a Hery, formaban parte del grupo de altos dignatarios de la corte egipcia de Hatshepsut (la única reina-faraón de Egipto con una historia apasionante y que fue encontrada en el Valle de los Leones en el 2004.) era verano y un sol de justicia le hacía sudar copiosamente, pero aún así era feliz, era lo que siempre había deseado y cuando le concedieron esta beca supo que sería el ser más dichoso de la tierra entre restos de vasijas, muros, huesos, ritos funerarios..........
Llevaba allí dos semanas cuando se incorporó al grupo de arqueólogos Megan, una estudiante estadounidense, llamó su atención desde el principio su cuerpo espigado, sus ojos almendrados de color miel y ese pelo rojizo que dejaba escapar algún que otro rizo debajo del sombrero que la protegía del sol, desde luego no pasaba desapercibida. Era guapa y lo sabía pero también era tremendamente inteligente, desde que se instaló en el campamento se preocupó de conocer a la gente y de procurarse aliados entre los trabajadores autóctonos, sabía que en una excavación su ayuda era imprescindible así como su discreción.
Una mañana en la que Alex se encontraba clasificando unos restos encontrados el día anterior, Megan se acercó a el sigilosamente, posó sus labios en su oído y le susurró:
- Deja eso un momento y tómate un café conmigo tengo que comentarte una cosa.
Alex la miró embelesado, dejó su inventario y se fue con ella a por una taza de ese café espeso y fuerte que preparaban allí.
Se sentaron en uno de los bancos de madera que había instalado en una de las carpas que hacía de comedor, alejados de la mirada y de los oídos curiosos.
Ella le habló muy despacio:
- Alex necesito tu ayuda, ayer uno de los trabajadores egipcios me llamó casi al atardecer para enseñarme algo que había encontrado. bajé como tantas veces pero cuando llegamos a la cámara funeraria descubrimos que algo pasaba, todo estaba revuelto y la tapa del sarcófago que había descubierto estaba movida, el egipcio salió corriendo de allí y esta mañana ya no se encontraba en el campamento, seguro que ha huido, ya sabes como es esta gente con las supersticiones.
Bueno lo cierto es que yo le seguí,  pero no pude quedarme sola allí abajo y por eso necesito tu ayuda, para bajar y descubrir que hay de especial en esa cámara.
- ¿Bajarás conmigo?, no quiero advertir al director de la excavación hasta que no hayamos visto nosotros que es lo que se esconde allí, si no ya sabes, se pondrá el marcha el protocolo y no podremos ver ni hacer nada hasta que no haya pasado todo por sus manos y eso no es justo, creo que puede ser un hallazgo importante.
Debemos ser cautelosos, no entres durante el día en esa parte de la excavación, trabaja en otra área y cuando la jornada haya terminado y se retiren a descansar cogeremos unas lámparas y bajaremos a ver tu descubrimiento.
El día pasó lentamente, y ambos contaron los minutos que les faltaban para terminar la jornada y poder dedicarse a explorar la nueva cámara funeraria.
Con la puesta de sol, terminaron y después de asearse y cambiarse de ropa se sentaron con el resto de los compañeros para degustar la cena.
Cuando terminaron se retiraron a sus respectivas tiendas y cuando advirtieron que ya no había movimiento en el campamento, Alex entró en la tienda de Megan.
La encontró tumbada en la cama leyendo, cuando lo vio se levantó se colocó las botas y cogió la lampara que ya tenía preparada.
Salieron sin hacer ruido y se alejaron en dirección a la abertura de la excavación por donde debían entrar, antes de llegar se levantó una suave brisa y los dos miraron hacia el mismo lado pensando que alguien los observaba en la oscuridad, cuando comprobaron que no había nadie, se deslizaron hacia la cámara funeraria con inquietud y sigilo y cuando llegaron a ella la luz de las lámparas iluminó la estancia e hizo que las sombras del sarcófago se reflejara en el techo como un mal augurio.
El sarcófago se encontraba abierto y dentro encontraron una momia que parecía pertenecer a un varón, dentro de la cámara la decoración era suntuosa y en sus paredes se podían contemplar jeroglíficos con el nombre de Senmut, arquitecto real que construyó el templo de la reina Hatshepsut y su supuesto amante y padre de su hija Neferure.
Su amor y su lealtad hacia la primera mujer faraón fue llevada hasta el extremo pues nunca se casó ni tuvo hijos, vivió a la sombra de una gran mujer dedicándose a ensalzar sus virtudes a través del templo que creó para ella.
Alex y Megan miraban extasiados todas las maravillas que allí se acumulaban y mientras se deleitaban con las pinturas y objetos que se encontraban allí, en un rincón de la cámara encontraron una vasija que contenía una especie de medallón con un inscripción que decía:
Mi dueña siempre, mi amor eterno.
Guardaron el medallón para examinarlo más tarde y decidieron entonces salir de allí cuando ambos sintieron una brisa fría que no sabían de donde provenía y que empezó a helarles todo el cuerpo.
Salieron con rapidez y Megan decidió que era mejor ir a su tienda, entonces Alex, la siguió y pronto se encontraron los dos sentados en el jergón mirando entusiasmados el medallón y el dibujo que tenía grabado, un extraño ojo que derramaba un reguero de lágrimas de color negro.
Pasado un rato Alex se retiró a su tienda a descansar, no sin antes llevarse el medallón por petición de Megan.
A la mañana siguiente ella se levantó nerviosa y fue a buscar a su compañero para tomar un café y decidir con él que es lo que iban a hacer con su hallazgo,lo encontró pensativo y meditabundo sentado en una de las mesas del la tienda comedor y se sentó a su lado, el la miró como si no la conociera y al instante la saludó_
- Hola Megan, ¿cómo has pasado la noche? ¿Has podido conciliar el sueño?
Yo no he podido dormir , un malestar y una inquietud extraña no me ha dejado hacerlo, sentía en la oscuridad de la noche como si alguien me vigilara, lo cierto es que seguro que eran imaginaciones mías, pero te aseguro que estoy convencido de que no deberíamos haber cogido el medallón, creo que lo más apropiado es poner en conocimiento de el señor Smith, el hallazgo del sarcófago y del maldito medallón.
Megan lo tranquilizó y se ofreció a guardar ella la joya para poder estudiarla con más serenidad y ya decidirían que hacer pero el se negó y lo guardó envuelto en una fina tela de lino ella lo besó suavemente en los labios y se despidió de él para volver a retomar su trabajo.
No se vieron en todo el día, pero al caer la noche Megan se presentó en la tienda de Alex y ante la sorpresa de este, se plantó delante de él y comenzó a desnudarse despacio mientras él no daba crédito, la actitud de Megan era muy rara, tenía un brillo extraño en la mirada y no abrió la boca en ningún momento sólo lo hizo cuando se acercó a él y le dijo:
-¿No piensas desnudarte?
-Alex sabes que me gustas,¿voy a tener que pedirte que me hagas el amor?
Alex la besó apasionadamente y cuando la tuvo entre sus brazos notó su cuerpo frío como el mármol a pesar de que la noche era calurosa, la acarició lentamente y ella correspondió a sus caricias con avidez, era como si tuviera prisa por culminar, y Alex notó algo extraño en la manera que ella se comportaba, pero decidió dar rienda suelta a su deseo contenido y disfrutó del sexo desenfrenado y sin control que ella le ofrecía de forma generosa.
Cuando terminaron, Megan se vistió y salió de la tienda sin decirle ni siquiera adiós, Alex se quedó pensativo, pero el día había sido agotador y se quedó dormido casi enseguida, de madrugada se despertó con un sudor frío que le bañaba todo el cuerpo y mucha sed, se levantó y bebió agua de su cantimplora y antes de que pudiera volver a su cama cayó desplomado al suelo.
A la mañana siguiente lo encontraron sin vida y con una especie de lágrimas negras dibujadas en su espalda, nunca averiguaron como se lo habían hecho.
El médico dictaminó que había sido un ataque al corazón aunque no se explicaba muy bien que lo había causado, era un chico joven y sin problemas de salud aparentes, pero la autopsia tampoco reveló nada sospechoso y así se cerró el expediente de su muerte, y al cabo de unos días repatriaron su cuerpo a España.
Megan terminó su tiempo en el campamento y volvió a Bostón impresionada por lo ocurrido en Luxor pero dispuesta a retomar su vida e intentar olvidar lo ocurrido con Alex.
Pasaron los meses y empezó a encontrarse mal, acudió a urgencias y cuando el médico le dijo:
- No tiene de que preocuparse lo que le sucede no es nada grave, no está enferma, está embarazada, ahora vamos a realizarte una ecografía para saber como se encuentra tu bebé
Megan no podía salir de su asombro,¿pero como era posible? no había mantenido relaciones sexuales desde que había vuelto de Egipto y allí sólo fue una noche, no podía ser, ¿qué iba hacer sola y con un hijo? su carrera se paralizaría y  no podría cumplir sus metas, era sin duda algo con lo que no contaba.
El médico le confirmó que se encontraba en la dieciséis semanas de gestación y que el parto se produciría en el mes de mayo, por lo demás todo era normal y esperaba un niño.
Cuando volvió a su apartamento se preparó una taza de café y mientras se tomaba el humeante líquido, pensó que quizás la solución pasase por dar el bebé en adopción al fin y al cabo había muchas parejas dispuestas a adoptar.
El resto del embarazo transcurrió con normalidad y cuando se presentó el parto, Megan ya lo había organizado todo, no conocería a ese niño, el tendría una buena vida y ella podría seguir con su prometedora carrera.
Ella consiguió lo que quería reconocimiento y prestigio, conoció a un catedrático de la universidad y al cabo de dos años se casaron y tuvieron dos hijos, ahora habían pasado casi veinte años y volvía a Egipto con una expedición propia financiada por la universidad donde trabajaba.
Llegaron al campamento y después de instalarse, se dirigió al campo de trabajo para empezar a dirigir las excavaciones.
Los primeros días pasaron sin ningún hallazgo importante pero al cabo de una semana uno de los trabajadores la llamó a voces:
¡Sra Megan! ¡Sra Megan! venga parece que hemos encontrado algo.
Megan se acercó con rapidez y su cara reflejó el miedo que la atenazaba cuando distinguió que lo que habían descubierto era un medallón igual al que habían encontrado Alex y ella hacía mucho tiempo.
Sin dar muchas explicaciones lo entregó al director del museo y cuando terminó su trabajo volvió a su casa e intentó olvidar el medallón maldito.
El tiempo pasó y llegó la Navidad, Alice, volvió de la universidad  y Megan estaba contenta de poder reunir a toda su familia, pero además Alice volvió con una sorpresa, había empezado a salir con un chico y quería que sus padres lo invitaran para celebrar la Navidad con ellos y que lo pudieran conocer, no tenía familia e iba a estar solo.
Megan y Peter lo consultaron y decidieron que sería una buena ocasión para conocer al chico que había enamorado a su niña así que le comunicaron que sí que podría pasar las vacaciones con ellos.
El día de Nochebuena llegó Cameron, era un chico moreno, alto y con algo que hizo que Megan sintiera que lo conocía desde el primer momento en que lo vio, era simpático, extrovertido y educado, en pocos días conquistó a toda la familia.
Pero la noche anterior a la fiesta de Nochevieja Megan descubrió que había algo en él que no terminaba de encajar, era todo tan perfecto que no terminaba de ser real, y todo se confirmó cuando descubrió que el novio de su hija, ajeno a que ella lo escuchaba, hablaba con alguien por teléfono y le decía que todo estaba saliendo perfecto, nadie sospechaba nada y el daría su sorpresa a todos en la fiesta.
Megan se ocultó para que no la viera y cuándo el salio de la casa se dispuso a registrar la habitación donde lo habían alojado para ver si encontraba algo.
Entró con sigilo y después de mirar por los cajones y no encontrar nada, se decidió por mirar en la maleta, allí debajo de varias camisas se encontró un sobre con fotografías de Egipto, de ella y de la expedición con la que estuvo la primera vez en Luxor, después de la conmoción inicial, lo guardó todo y lo dejó como estaba y salió de la habitación y decidio que debía investigar por su cuenta por lo menos por el momento.
Aquella noche durante la cena Megan se dirigió a Cameron y le dijo:
Cameron, ¿como conociste a Alice, no nos habéis contado nada ?
- Fue en una exposición de Egipto en la que aparecías tú mama era una de tus primeras excavaciones, y allí se encontraba él, respondió Alice.
Me llamó la atención su entusiasmo por Egipto e intentó ligar conmigo enseñándome un medallón que dijo que si salia con él , sería mi regalo de pedida, pero bueno aún estoy esperándolo dijo Alice con una sonrisa.
Cameron se mostró incomodo durante toda la cena y en cuanto pudo se retiró argumentando que no se encontraba muy bien.
A media noche Megan no podía dormir y bajó a la cocina a prepararse un vaso de leche, mientras se lo tomaba, su mente no paraba de darle vueltas a todo lo ocurrido, en ese momento oyó un ruido y al volverse se encontró a Cameron frente a ella, siento haberla asustado señora pero no podía dormir y he bajado a por un vaso de agua.
No importa Cameron, siéntate aquí y hablaremos un rato, cuando se acercó a la luz, Megan pudo ver en su brazo tatuado un ojo y unas lágrimas negras, su rostro se demudó y antes de que pudiera reaccionar, una opresión en el pecho la hizo caer al suelo.
Cameron la llamó asustado:
Megan; Megan ¿qué te ocurre?
Pero Megan perdió la consciencia entonces Cameron avisó al resto de la familia y avisaron a emergencias, la trasladaron al Hospital y allí entró en la sala de cuidados intensivos, cuando el médico salió para informar a la familia , les dijo:
- Ha tenido un infarto y se encuentra en estado crítico, prepárense para lo peor.
Nadie podía creer lo ocurrido y cuando por fin Megan mejoró pidió hablar con Cameron a solas:
-¿cómo te encuentras Megan? Menudo susto nos has dado.
Siéntate Cameron, necesito que me expliques algunas cosas.
De acuerdo dime que te preocupa.
He visto tus fotos sobre Egipto de mi primera excavación en Luxor y ese tatuaje tuyo tan particular. ¿quién eres y que quieres de mi familia?
No se preocupe sólo soy el hijo de uno de los becarios que trabajó con usted hace muchos años y al que Alex le dio un medallón antes de morir. Mi padre me contó que usted sabía mas cosas de él que cuando pudiese la buscase y usted me explicaría muchos de esos misterios, pero él falleció hace un año y no he podido encontrarla antes, de todas formas lo de Alice no tiene nada que ver fue pura casualidad y le puedo decir que estoy profundamente enamorado de ella y que no tiene nada que temer.
Megan dejó escapar un suspiro y en un susurro sólo pudo llegar a decirle:
-Deshazte del medallón devuélvelo donde debe estar o tu vida se volverá un infierno y nunca encontraras la paz, y diciendo esto sus ojos se cerraron y murió con una sonrisa serena en su rostro, como si por fin hubiera podido descansar, mientras a lo largo de su mano se dibujaban unas extrañas lágrimas negras............