viernes, 28 de febrero de 2014

La tumba del bosque.

El sol se dejaba ver entre las copas de los árboles mientras Enma, jugaba con su perro Ghost, la tarde de primavera era la idónea para pasear por el bosque y descubrir nuevos senderos y riachuelos, sitios maravillosos y secretos donde sentarse y leer un buen libro.
Vivía en un  maravilloso pueblo de Irlanda, Inistioge,  y desde siempre había oído hablar de la casa maldita, las ruinas de Woodstock, una vieja mansión abandonada con unos jardines espléndidos que se alzaban en la parte alta del pueblo,  recorrió un buen trecho y se adentró sin miedo por un sendero que no había visto nunca, a pesar de haber recorrido el bosque desde que era una niña. Al cabo de un rato, tropezó con algo y al mirar hacia abajo se quedó sorprendida al ver una tumba en medio del bosque, ¿de quién sería?, ¿sabría más gente que estaba allí, o habría sido la primera en descubrirla después de mucho tiempo?
Se arrodilló y limpió las letras para poder ver la inscripción y la fecha.
Que raro, sólo ponía una B y los años 1875-1889, quien fuera, chico o chica había muerto a la edad de catorce años. Junto a la lápida vio un ramo de flores secas y algo brillante que sobresalía de la tierra, era una llave antigua, la cogió y pudo ver que tenía grabado un número, el número seis.
Volvió a casa con la llave en el bolsillo y pensando en pasarse por la biblioteca pública para mirar en la hemeroteca las necrológicas del archivo histórico.
De todas formas, antes de llegar a su casa, decidió llegarse a casa de su tía Emily, una anciana entrañable de ochenta años, que vivía sola y seguía manteniendo una memoria envidiable. Era la hermana mayor de su abuela, y siempre había vivido en  Inistioge, seguro que ella sabría algo de la historia de Woodstock, y de quién había vivido allí.
La encontró frente a la chimenea, y ésta la invitó a tomar un té, después de charlar del tiempo y de como se encontraba de salud, Enma decidió preguntarle sin rodeos, tía vengo del bosque y he encontrado una tumba con una inicial y una fecha, ¿usted sabe quien vivió en esa época en la mansión Woodstock?
Emily hizo un esfuerzo por recordar, y le comentó que la casa era de una familia que tenía tres hijos y una hija, que hubo una tragedia, según comentaban los ancianos de la zona cuando ella era una niña, pero que no sabía con certeza que había pasado, y que de la tumba del bosque era la primera noticia que tenía.
Al cabo de un rato se despidió de su tía y se encaminó hacia la Biblioteca, saludó a Rossy la bibliotecaria y buscó en el archivo histórico las necrológicas, no encontró nada y decidió buscar al pastor de su iglesia, quizás en los archivos de la iglesia podría encontrar algo.
Su búsqueda fue también infructuosa. Ya en su casa se preparó una copa de vino y se dispuso a corregir los examenes de sus alumnos frente al calor de la chimenea, cuando terminó volvió a sacar a Ghost, y después de darse una ducha se metió en la cama.
En mitad de la noche se despertó sobresaltada, había tenido una pesadilla que parecía tan real, que aún temblaba de miedo. En ella un niño manchado de sangre le pedía que le ayudase, que no podía irse sin ella, que por favor no lo dejara sólo. Dejó la luz encendida e intentó volver a dormirse, cuando amaneció, Enma todavía estaba despierta.
Se levantó y se preparó un café, mientras se lo tomaba en la cocina, pensó que lo único que le quedaba por hacer era ir a las ruinas de la mansión y mirar si encontraba algo, según se divisaba desde fuera, algunas estancias aún se conservaban aunque había  peligro de que algo se derrumbara debido a su estado de abandono.Se vistió con un grueso jersey de lana, unos vaqueros y unas botas resistentes, ya que la noche anterior había llovido, estaba todo lleno de barro y lo último que quería era caerse y no poder asistir el lunes a sus clases.
Dejo a Ghost en casa y se encaminó hacia Woodstock, cuando llegó a la vieja verja oxidada, pudo entrar a través de ella porque no estaba cerrada del todo. Atravesó los jardines que aún guardaban parte de su esplendor y entró por una ventana abierta. Lo que encontró le puso el vello de punta, lo que antaño debía de haber sido una magnífica casa, estaba ahora completamente abandonada, con ventanas, puertas, y chimeneas destrozadas, cortinas echas jirones y polvo y telarañas por todos lados, siguió recorriendo el resto de las estancias del piso bajo, y no encontró nada, decidió subir al piso de arriba, puso  el pie en el primer peldaño de la impresionante escalera de madera, ahora medio destruida por la carcoma y el paso del tiempo, las tablas empezaron a crujir y Enma aceleró el paso para subir lo antes posible, la panorámica que ofrecían los dormitorios era desoladora, papeles pintados colgaban de las paredes, y en un dormitorio había una pequeña cuna y algunos juguetes abandonados.
Desanimada por no haber encontrado nada, encendió la linterna y subió decidida al desván, allí encontró muebles antiguos, cochecitos de bebé , algunos baúles y una cómoda infantil bien conservada, que estaba tapada por una sábana roída por las ratas y llena de polvo, se fijó detenidamente en ella porque los doce cajones que tenía, estaban numerados y tenían cerraduras. Se metió entonces la mano en el bolsillo y sacó la llave que había encontrado en el bosque.
Abrió con dificultad el cajón, y sacó un pequeño diario escondido dentro de una caja, en él había recortes de un periódico de 1889, la noticia relataba la extraña desaparición de una niña, se llamaba Bárbara, tenía catorce años y sus padres los señores Woodstock, estaban desolados por la tragedia.
Cogió el diario, bajó rápidamente del desván y no paró de correr hasta que llegó a su casa. Ya en la seguridad de su hogar, empezó a leerlo, pertenecía a Adam Woodstock el hermano menor de Bárbara, al principio Enma empezó a aburrirse, era el típico diario de un niño de unos siete años de finales del siglo XIX en el que relataba sus peleas diarias con sus hermanos, sus juegos infantiles, anécdotas con su institutriz, y con los demás miembros del servicio, sólo al final del diario en sus últimas páginas Enma descubrió el misterio de la tumba del bosque, Adam narraba como una noche en la que no podía dormir, se levantó y encontró a su padre y a su hermana al filo de la escalera discutiendo, él intentaba acariciarla y ella al intentar zafarse de sus manos, tropezó y se cayó rodando escaleras abajo.
Su padre bajo corriendo al lado de su hermana, pero Adam pudo ver que su hermana no se movía y como de su boca salía un pequeño hilo de sangre. entonces su padre la cogió en brazos y la sacó  de la casa, fue la última vez que la vio, días más tarde sus padres le comunicaron que su hermana había desaparecido.
Enma no podía dejar de llorar, las lágrimas corrían por sus mejillas sin control, cuando comprendió la tragedia de la niña y de su hermano, testigo accidental de las perversidades de un padre.
Cuando se calmó supo que tenía que poner su descubrimiento en manos de la policía, ellos sabrían que hacer con los restos que escondía la tumba del bosque.


       


miércoles, 26 de febrero de 2014

La noche anterior.

Sentada en un banco del parque, miraba el amanecer con los ojos llorosos, como si no fuera ella, como si su alma la hubiera abandonado a su suerte y se encontrara sola con su destino, con un destino negro como la noche. 
La noche, eso era, ¿qué había pasado la noche anterior?,su ropa estaba rota, ella estaba despeinada, con el maquillaje corrido, y sucia, como si hubiera estado revolcándose en el suelo. Le dolían las rodillas y las manos y pudo ver restos de sangre seca y arañazos en sus brazos y piernas. Pero ¿quién habría podido hacerle eso?
Por más que lo intentaba, no conseguía que los recuerdos acudiesen a su mente, poco a poco recordó su nombre, se llamaba Eva, y era ejecutiva de una multinacional en Londres, aunque ella era de Barcelona.
Vivía allí desde hacía dos años y si no recordaba mal , estaba comprometida con un chico llamado Peter, ejecutivo del sector inmobiliario, divorciado y padre de una niña de tres años que Eva quería como si fuera suya.
De pronto alguien pasó a su lado y se la quedó mirando fijamente, ella se asustó, se levantó del banco y empezó a caminar por uno de los senderos para buscar un una estación de policía, ya que acababa de darse cuenta de que no tenía su bolso, ni su móvil, lo habría perdido o se lo habrían robado, quien sabe.
Siguió caminando hasta salir del parque y allí un leve mareo, la hizo tambalearse y sujetarse a la pared para no caerse, fue entonces cuando notó que los recuerdos empezaban a agolparse en su cabeza.
La noche anterior cenó con Peter, recordaba la luz de las velas, el aroma de las flores y el ambiente romántico que había presidido toda la velada, lo había preparado todo para comunicarle que estaba embarazada, lo había sabido esa misma mañana, y pensó que a él le haría tan feliz como a ella la noticia. Después de la cena, en el postre se lo dijo, y él la abrazó con inmensa alegría y la besó apasionadamente, en ese momento llamaron a la puerta, Peter la soltó con gran fastidio, y se dirigió a abrirla.
Cuando la abrió, un hombre con un pasamontañas se abalanzó sobre él con un cuchillo en la mano y se lo clavó en el estómago, Eva se quedó paralizada, después subió corriendo al piso de arriba para llamar a la policía y encerrarse en el dormitorio.
Oyó el ruido de la pelea mientras comprobaba que no había línea, sin duda el asaltante la habría cortado. Salió al balcón y como pudo bajó por la enredadera , arañándose las manos y las piernas, y pinchándose con los rosales, cuando llegó al suelo, corrió y ya no recordaba nada más.
¿Que le habría pasado a Peter? , ¿Quién era el hombre que lo atacó? ¿Porqué no la buscó a ella?........
De pronto, recordó los ojos del individuo clavados en ella mientras atacaba a Peter y se estremeció de miedo cuando  reconoció el brillo del odio, eran los ojos de Alí, su antiguo novio, y al momento supo lo que había sido capaz de hacer, y se dirigió rápidamente hasta la comisaría más cercana.




      



            

lunes, 24 de febrero de 2014

Amor prohibido.

Amir, era un guapo muchacho de diecinueve años de tez morena, pelo negro rizado y ojos color caramelo.
Tenía una belleza singular, no pasaba desapercibido entre la multitud de estudiantes de la Universidad de Teherán.
Estudiaba medicina y era el tercero de cinco hermanos, dos chicas y tres chicos, su padre era miembro destacado del ejército, del denominado Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica.
Siempre se había sentido atraído por la política y luchaba por acabar con las injusticias sociales que asolaban su amado país, pero en Irán, esto podía pagarse muy caro, por lo que siempre extremaba sus precauciones a la hora de reunirse con sus compañeros y de hablar de sus ideas.
Hacía dos meses que había comenzado el curso, y en las clases coincidía con un alumno llamado Reza, de naturaleza introvertida, tímido, solitario, y que era brillante en todas las asignaturas, pero que con el paso de los días fue haciéndose amigo inseparable de Amir.
Asistían a clase juntos, comían en la universidad y le hizo confidente de sus preocupaciones por la situación del país.
Reza era hijo único ya que su madre murió en el parto, pero tenía numerosos hermanastros y hermanastras porque su padre un rico empresario se había vuelto a casar en dos ocasiones.
Reza le confesó un día a su amigo Amir que se había enamorado, pero que era un amor prohibido ya que él estaba casado, fue entonces cuando le confesó su homosexualidad, algo que Amir asumió con naturalidad, pero sobre todo advirtió a Reza que debía de ser muy cuidadoso ya que si las autoridades morales lo averiguaban lo pagaría con su vida.
A partir de ahora la discreción tenía que ser su máxima si quería seguir vivo, tanto él como su amante.
Los meses pasaron lentamente, y una mañana del mes de noviembre, cuando el frío y el viento arreciaban, unos fuertes golpes seguidos de voces, despertaron a Reza de su sueño, se levantó y aún medio dormido se dirigió a abrir a puerta.
Cuando abrió se encontró con una patrulla de la autoridad moral que lo empujaba hacia dentro y después la emprendían a golpes con él, lo tiraron al suelo, le dieron patadas, puñetazos y cuando estaba casi inconsciente, recordó las palabras de Amir, no habían sido muy cuidadosos y alguien los habría denunciado.
Lo sacaron de casa y lo montaron en un coche,mientras le escupían e insultaban, al cabo de un rato llegaron a la comisaría y le dijeron porqué había sido detenido.
Fue llevado prisión y allí estuvo durante un mes, hasta que se celebró el juicio y por fin supo que había sido condenado a muerte, él y Alí, su amor, serían ahorcados en el plazo de diez días. 
Mientras tanto Amir intentaba movilizar a todo el mundo para que la sentencia no se cumpliera, acudió al padre de Reza, y éste no quiso saber nada de su hijo, había deshonrado su nombre y para él su hijo ya estaba muerto. Nadie de la familia quiso acudir en su ayuda.
Por fin se decidió a hablar con su padre,un militar rígido y severo pero que escuchó con atención las palabras de Amir, y cuando hubo terminado le comunicó que haría lo que pudiera para que le conmutaran la pena, pero que no le podía prometer nada.
El tiempo pasaba inexorablemente, y el día de la ejecución llegó sin que nadie pudiera evitarlo.
Amir no quería acudir pero luego pensó que sería la última vez que vería a su amigo con vida, decidió aguantar su dolor y presenciar la ejecución.
Cuando sus miradas se cruzaron se lo dijeron todo sin hablar, y cuando Reza fue ajusticiado, Amir corrió a su casa a llorar a su amigo, al que le había hecho una promesa cuando lo miró por última vez, viviría para defender los derechos de los ciudadanos iraníes y denunciar lo que sucedía en su país, aunque para eso debiera vivir en la clandestinidad o fuera de su tierra, pero el mundo debía saber lo que sucedía allí en pleno siglo XXI. 

        

jueves, 20 de febrero de 2014

Verano

Sentado en el muelle, miraba sus pies sumergidos en el agua, mientras pensaba en lo que le depararía el futuro, acababa de acabar la carrera y se presentaba ante él un panorama incierto como el de muchos jóvenes en este país. Decidió disfrutar de una tarde apacible en la playa y ya se preocuparía de eso cuando acabase el verano.
El verano transcurría monótono, lento, el calor insoportable  hacía que casi no se pudiera respirar, ni pensar,  los días eran eternos y las noches cortas, cuando la brisa del mar refrescaba el ambiente y se podía descansar.
Chapoteó un rato más y decidió, quitarse la ropa y zambullirse en al mar, en un mar que parecía llamarlo , que lo invitaba a sus profundidades para refrescarse,
se sumergió lentamente, y nadó un rato hasta cansarse, luego se tumbó boca arriba y dejó que el sol acariciase su rostro, cerró los ojos y se abandonó a esa sensación tan placentera.
Al cabo de un rato, se acercó a la orilla, y se tumbó en la arena, su cuerpo bronceado era como el de un Adonis, sus brazos musculados, sus piernas fuertes.
En un momento alguien se puso delante del él y le privó de la caricia del sol que tanto le gustaba, abrió los ojos molesto, se incorporó lentamente y poniéndose la mano sobre los ojos a modo de visera, la vio.
Parecía una niña asustada, andaba como perdida, su cabello castaño ondulado, le caía por los hombros, sus ojos de un color gris-azulado, y su boca de cereza, le conferían una belleza rara, enigmática. 
Cuando se recuperó de la sorpresa, se levantó de un salto y se presentó.
- Hola soy Mario y ¿tú como te llamas?
- Hola soy Elena.
Bueno Elena y que haces tapándome el sol, le dijo él sonriendo.
¡Oh! perdona, no me dí cuenta, iba distraída pensando en mis cosas.
No te preocupes, eso se soluciona si me dejas invitarte a un helado ¿de acuerdo?
Vale respondió ella.
Mario, se puso el pantalón y la camiseta y cogiendo a Elena del brazo, avanzaron por la arena hasta llegar al paseo marítimo.
Buscaron una heladería y se sentaron en la terraza frente al mar. 
Dedicaron el resto de la tarde a charlar sobre sus vidas, así fue como Mario supo que ella también era de Madrid, acababa de terminar sus prácticas en una radio local y estaba a la espera de ver que pasaba, como él, no mantenía una relación con nadie, quería viajar al extranjero y conocer nuevas culturas.
El por su parte la puso al día de sus planes, acababa de terminar medicina y aún no sabía que iba hacer, no le apetecía trabajar en un horario de ocho a tres como médico de familia, necesitaba sentirse útil, saber que los años que había dedicado a estudiar le servirían para ayudar a la gente.
La noche se les echó encima sin darse cuenta y Elena le dijo que tenía que marcharse, que se lo había pasado muy bien, pero que la esperaban para cenar, pues estaba en el piso de unas amigas.
Se intercambiaron los teléfonos, y quedaron en llamarse al día siguiente.
Por la mañana Mario recibió una llamada, su mejor amigo había tenido un accidente de moto y estaba hospitalizado en Bilbao, sacó un billete de avión y se marchó esa misma tarde.
Elena se quedó esperando una llamada que no llegó y se dijo que bueno que sería uno más y que no merecía la pena preocuparse por él, aunque en el fondo le molestaba porque había estado muy a gusto aquella tarde.

Los meses pasaron rápido y Madrid llegó a diciembre con frío y nieve. Una mañana en la que Elena corría como siempre para coger el autobús porque llegaba tarde, un coche casi la atropelló cuando se tiró  a cruzar la calle sin mirar. El conductor bajó del coche para recriminarle  y cuando la vio se que quedó helado, era ella, había intentado buscarla desde agosto, pero le habían robado el móvil  y con él su número de teléfono, la llamó y cuando se volvió vió en sus ojos que ella también lo había estado esperando, entonces sorteando los coches, corrió hacia ella, la estrechó entre sus brazos y la besó, en ese momento el tiempo se paró........


          



miércoles, 19 de febrero de 2014

Viejas fotografías.


Aquella tarde de verano, mientras buscaba viejas fotografías para mi nuevo álbum , encontré unas cartas amarillentas, atadas con un lazo verde. Al principio las dejé a un lado y seguí rebuscando entre viejas fotos olvidadas, fotos que me contaran historias de mis antepasados, de la vida que llevaban. Creí que sería un buen proyecto para el instituto, y también saciarían mi curiosidad, sobre todo por saber de la abuela, a quién nunca nombraban, ni mi madre, ni mis tías, ni mi abuelo, era como si nunca hubiera existido. Siempre había sido un misterio, y estaba dispuesta hacer todo lo posible para que dejara de serlo.
Después de rebuscar un rato entre montones de cajas llenas, hubo una que me llamó la atención, aunque en realidad, no era una caja como las demás, era un cofrecito con una cerradura, intenté abrirlo y descubrí para mi descontento que no podía, tendría que pedirle ayuda a alguien si quería abrirlo, pero ¿a quién?
De repente pensé en Javier, él me ayudaría, le gustaban los misterios , y aunque esté feo que yo lo reconozca, lo cierto es que sentía debilidad por mí.
Nos conocíamos desde siempre, desde que tengo uso de razón, él ha estado en mi vida, en todos mis momentos importantes, era mi amigo más fiel.
Lo llamé por teléfono y al cabo de un rato, ya estaba en mi casa ayudándome con el dichoso cofre. Con mucha paciencia, consiguió abrirlo sin romper la cerradura, y cuando lo abrió, lo que encontramos dentro nos dejó a los dos sorprendidos y sin entender nada.
Había una alianza con una fecha, 17 enero 1968, una foto de una mujer guapísima, y en el reverso un nombre, una dirección y un año :  Fátima,  Avda Aljazaer, 10 Tetuán, Colegio español "Jacinto Benavente" 1983

Hablé despacio con Javier y le expliqué lo que me proponía, cuando estuvo al tanto de todo, decidió que me ayudaría en lo que pudiera.
Lo primero que hicimos fue buscar si aún existía ese colegio, y si tenía un número de teléfono al que llamar.
Llamamos y nos cogió el teléfono una chica muy amable que nos explicó que allí solo trabajaba una chica que se llamaba Fátima, era la profesora de lengua española, y tendría unos 30 años. Preguntamos cuándo podríamos hablar con ella, llamábamos desde España, y quedamos en que llamaríamos al día siguiente a las once de la mañana.
Al día siguiente, esperé con impaciencia que llegaran las once de la mañana para llamar a Tetuán. El teléfono emitió la señal de llamada y tras unos instantes una voz suave y dulce contestó al otro lado.
Sí soy Fátima ¿dígame?, le conté que la llamaba desde Madrid, mi nombre, mis apellidos y porqué la buscaba.
Cuando se lo conté, ella ató cabos, la Fátima que buscaba no era ella, sino su madre, pero esta había muerto hace unos años.
Quedamos en vernos en persona, y ella viajó a Madrid, entonces me explicó que mi abuela, su madre, había huido a Tetuán después de enamorarse de un amigo de la la familia, tuvo que dejar a mi madre y a mis dos tías con mi abuelo porque no le permitieron llevárselas, ni saber nada más de ellas. Con el tiempo tuvo a su otra hija, y ahora ella me estaba contando la verdad de lo sucedido, que el único pecado de mi abuela fue enamorarse de otra persona estando casada, y que el misterio, sólo era el silencio de mi abuelo al no saber como explicar lo ocurrido.......


                     


                 

martes, 18 de febrero de 2014

Flor de hielo

En una aldea de las montañas donde el invierno era extremo y los meses de verano  pasaban en un suspiro, contaban los ancianos del lugar, que en los meses más fríos, si encuentras en el bosque una "flor de hielo", puedes pedir un deseo y se te concederá.

Ana recorría cada año el bosque buscando la flor, era una chica de grandes ojos verdes y pelo rojo, pero hasta ahora, su vida transcurría entre la miseria y el penoso trabajo en la granja, era la cuarta de seis hermanos, y cuando nació  su madre supo que sería diferente, que tendría el mismo don que ella, su madre, su abuela, en definitiva,  que todas las mujeres de la familia, el destino la había elegido.
Con apenas catorce años, su imaginación era desbordante, era capaz de contar las historias más increíbles y sobre todo era capaz de recitar de memoria cualquier cosa que le hubieran contado. Esa tarde su madre la había avisado de que debía ir a casa de la señora Julia, debía de llevarle un remedio para ella y para su futuro bebe, ya que ella estaría ocupada con el parto de la señora Victoria.
Se enfundó en su vieja capa para resguardarse del frío y la nieve que cubría el camino del bosque hasta  la casa de  Julia. Cuando llegó, Tom el marido de Julia, la esperaba en la entrada.
¿Y tu madre Ana?
Señor, ella no puede venir, Victoria se ha puesto de parto y ha ido a atenderla.
Eso no es posible, Julia se encuentra muy mal, creo que el bebé quiere nacer ya y algo no va bien.
Entró presurosa en la humilde cabaña y encontró tendida a Julia en un jergón al lado de la chimenea, gimiendo de dolor y con una gran mancha de sangre en sus enaguas.
¿Julia que te pasa?
Ana, no me encuentro bien, el bebé quiere salir, pero no consigo empujar lo suficiente, no me quedan fuerzas.
No te preocupes, yo estoy aquí y he venido a ayudarte.
Se lavó las manos, y las colocó en el vientre de Julia, mientras empujaba hacia abajo, ésta empezó a gritar por el dolor, entonces Ana la tranquilizó,  metió las manos entre sus piernas y cogió la cabeza del bebé mientras le daba la vuelta. Al instante, Julia se relajó, empujo unas cuantas veces y Ana vió la cabecita de la niña, la cogió por los hombros y tiró de ella hacia fuera, en unos segundos, Julia tenía a su preciosa hija en los brazos.
Era su primera vez, nunca antes había ayudado en un parto, y aquella experiencia tan maravillosa, le hizo comprender que ya había encontrado su "flor de hielo" y que su deseo se cumpliría.....


                         


                       

lunes, 17 de febrero de 2014

Negros presagios

Miraba tras la ventana como las gotas de lluvia golpeaban el cristal, y el viento implacable mecía con violencia los árboles del jardín. Parecía que los elementos se habían confabulado para unirse a sus negros presagios. Llevaba toda la tarde nerviosa, la inquietud no la dejó tranquila ni un momento, le fue imposible sentarse un rato para leer un libro o simplemente disfrutar de un buen disco.
Ensimismada en sus pensamientos, el ruido de la puerta la sobresaltó, Luis entró como un vendaval, soltó el maletín y la gabardina en el sillón, mientras maldecía el tiempo y le daba un presuroso beso en los labios.
Se acercó al bar y se sirvió una ginebra , mientras le pedía que me sentara en el sillón, tenían que hablar de algo importante.
- Laura comenzó diciendo, sé que estas últimas semanas he estado un poco distante contigo, pero en el trabajo he tenido problemas, se rumoreaba que habría traslados y al final me han nombrado  director general de la filial de París, la próxima semana debo de estar allí,ya me han buscado un hotel.
Estupendo, estoy harta de esta ciudad, será emocionante cambiar de aires, conocer un nuevo país, y gente nueva.
Luis encendió un cigarrillo y tras expulsar varias bocanadas de humo, la miró directamente a los ojos y le dijo, lo siento querida, pero tú no vienes, me voy solo.
¿Y eso?
No te hagas la tonta Laura, hace tiempo que sé lo tuyo con Iván,y ahora es el momento idóneo para empezar una nueva vida lejos de aquí.
Pero Luis, que estás diciendo, ¿Iván?. ¿qué Iván? yo no conozco a nadie con ese nombre, eso decís todas, pero en el fondo  sois iguales, a la mínima de cambio, termináis engañándonos.
Luis se acercó a Laura,  le agarró el cuello y empezó a apretar, ella en ese momento recordó aquella llamada de la semana anterior, en la que una mujer la advertía de que no todo en su marido era tan idílico como parecía que él también tenía un pasado , después perdió el conocimiento.......

 

sábado, 15 de febrero de 2014

La despedida

Me faltan diez días para casarme, se supone que será uno de los momentos más felices de mi vida, y tú no estarás.
Aquí estoy un caluroso día  de septiembre, sentada en tu cama del hospital, cogiéndote la mano, unas manos trabajadas, con dedos largos y finos, unas manos que muchas veces me han abrazado, y las miro con tristeza al notar que ya han perdido su fuerza, que están inmóviles entre las mías, mientras intento insuflarte un poco de vida, un poco más, aunque sé que no es eso lo que tú querrías en este momento, sé por lo que te conozco, que sólo quieres descansar, acabar con está agonía que te tiene atado a una vida que ya no es vida, que ya no disfrutas, que ya  no sientes. Pero soy egoísta, quiero tiempo, tiempo que ya no tienes, para disfrutar más de tu sabiduría, de tus apasionantes historias, de tu fortaleza, de tus consejos, de tu experiencia y sobre todo tiempo para tus respuestas, para que contestes todas las preguntas que se me quedaron en el tintero.

Estamos todos y creo que lo notas, que lo sabes, a pesar de los problemas nos tienes a todos a tu lado, pensando en el gran vacío que vas a dejar en nuestras vidas. Tu respiración se vuelve más agitada, y después de eso el silencio, el silencio que se mezcla con el llanto sin consuelo, de todos los que te queremos y disfrutamos de ti.



                           

miércoles, 12 de febrero de 2014

Volvería de nuevo

Hoy quiero escribir en este folio en blanco todo lo que siento por tí, y no sé si sabré desnudar mi alma en unas pocas palabras.

Como describir todo lo que me inspiras con una sola mirada, con una sola sonrisa, me encanta perderme en tus ojos verdes, verdes como el mar de olivos de mi amada tierra, mirarte dormir plácidamente a mi lado, besarte hasta perder el aliento, acariciarte milímetro a milímetro y sentir tu piel rozando la mía, con violencia, con desesperación como si fuera la primera vez. 

Como entender que mi respiración se acompasa con la tuya, que sólo soy libre y yo misma, cuando me pierdo en tus brazos, me enredo en tus besos y siento tu cuerpo junto al mío. Me haces sentir grande, importante, y todo lo demás no importa en ese momento, sólo tú y yo, sólo lo que nos une después de tantos años juntos, el mundo gira y gira y yo no me bajaría de él por nada del mundo.

Te amo, te amo tanto que aveces duele, duele tu ausencia, tu silencio, tu mirada perdida, por eso desde aquí quiero pedirte que te quedes conmigo, que no dudes ni un momento que te quiero a mi lado , que volvería de nuevo a ese diecisiete de enero de mil novecientos noventa, que no borraría ni una coma de nuestra historia, que no tacharía ni un día del calendario, que no suprimiría ni un minuto de mi vida a tu lado. 
Eres el reposo de mis luchas internas, de mis miedos, de mis inseguridades, eres justo la parte que me complementa, la razón que a mí me falta en determinados momentos, eres con quien quiero seguir viendo puestas de sol y amaneceres.

Te quiero.



         

martes, 11 de febrero de 2014

La decisión más dura.

Tenía mi hijo cinco meses cuando me enteré que estaba embarazada de nuevo, después de la sorpresa inicial, empecé a sentir el amor que sólo una madre puede sentir por su hijo desde el mismo momento que sabe que crece en su vientre.
Pero en una revisión de rutina, descubrieron que mi pequeña no estaba bien, tenía una malformación congénita en el corazón. Después de hablar con varios cardiólogos infantiles y médicos prenatales, todos coincidieron en que mi embarazo no era viable. Mi hija no llegaría a nacer o moriría en el momento del parto o minutos más tarde.
Ante esta situación y después de meditarlo mucho decidí junto con mi marido que no quería que mi hija sufriese, que no quería que se muriese en mis brazos y que debía abortar, la decisión más dura que he tomado en mi vida.
Y ahí empezó mi calvario, no sólo tuve que asumir el dolor que suponía para mí la pérdida de mi hija a la que yo amaba con locura sino la intransigencia de ciertos facultativos y miembros de esta sociedad, que se creen con el derecho de juzgarte como si de la misma Inquisición se tratase.
Aborté en Sevilla, ni siquiera lo pude hacer en mi propia ciudad, en una clínica concertada, en un sótano, donde no pudieron estar conmigo ni mi madre ni mi marido, además tuve complicaciones y tuve que esperar una hora a que llegara el anestesista que no se encontraba allí. La experiencia fue traumática, hasta tuve que soportar las pintadas en la fachada de la clínica de: "abortistas asesinos", por eso pienso, si yo tuve que pasar por todo esto y teníamos una ley que nos amparaba, ¿ qué le espera a las mujeres a partir de que se apruebe la reforma de la ley del aborto?









                               

domingo, 9 de febrero de 2014

Impotencia

Rabia, impotencia y desesperación, eso es lo que siente una madre cuando uno de sus hijos enferma y no consiguen diagnosticarle lo que le pasa con exactitud. Todo son conjeturas, puede ser....... , los síntomas son los característicos de esta o aquella enfermedad, pero nada en concreto.
Mientras tanto un niño con toda la vida por delante, optimista y feliz, empieza a desesperarse porque todos los días se encuentra mal, su vida se complica por momentos, su relación con los estudios, con sus padres con sus amigos.
Nosotras que no queremos que les roce el viento, nosotras que nos pondríamos en su lugar sin dudarlo, nosotras positivas siempre, a veces sentimos que nos faltan las fuerzas, porque toda nuestra valentía se tambalea cuando no podemos ayudar a quién más queremos, cuando no sabemos hasta cuando va a durar esta situación. Menos mal que esta debilidad sólo nos dura unos minutos, y acto seguido volvemos a ponernos al mando, a coger las riendas de este carruaje que es nuestra vida.


          

viernes, 7 de febrero de 2014

Recuerdos

Una noche caminando por Madrid, un hombro rozó el mío entre la multitud, su olor me hizo volver al pasado, reconocí al instante su cabello enredado en mis dedos, nuestros cuerpos entrelazados bajo las sábanas, me giré instintivamente y susurré su nombre. Se volvió lentamente y cuando estuvimos frente a frente me perdí de nuevo en la profundidad de sus ojos color avellana. Sonreímos, y nos fundimos en un largo abrazo, hacía más de dos años que no sabía nada de él, desde que se marchó de España.
A mí acudieron mil recuerdos de nuestra vida en común, de su ternura, de su pasión desenfrenada, de las veces que reímos juntos y planeamos un futuro en común.
Me propuso ir a cenar para ponernos al día y acepté encantada.
Empezamos tomándonos una copa , recordando viejos tiempos y contándonos nuestra vida en estos dos años. En un momento dado en mitad de la cena lo llamaron por teléfono y me dejó un instante, entonces recordé porqué acabó lo nuestro, estaba comprometido con su trabajo las 24 horas del día, de todas formas decidí pasar una buena noche recordando viejos tiempos.
Al rato volvió a sentarse a la mesa y volvimos a reír y a brindar por el rencuentro.
Terminamos de cenar, me enlazó por la cintura y caminamos besándonos en cada esquina, llegamos a su apartamento, abrió la puerta, me besó con violencia, agarrándome por la cintura fuertemente, de pronto se paró me miró fijamente y empezó a desnudarme lentamente como si estuviera desenvolviendo un regalo, en ese momento me abandoné a sus caricias, a sus besos, y decidí disfrutar de él y de la noche para recordar algunos momentos.
Cuando me levanté por la mañana después de una noche de sexo inolvidable, lo besé y le deseé suerte, me miró desconcertado y entonces antes de cerrar la puerta, le dije que ya lo llamaría.......


                 
             
                        

miércoles, 5 de febrero de 2014

Desesperación.

Para Sara, hoy el día amaneció gris y lluvioso, gris como sus pensamientos, gris como su situación. Parece mentira que hace tan sólo un par de años tuviera una vida desahogada, como cualquier familia, se iba de vacaciones con su hijo, salía de compras, a cenar con sus amigos, al cine.........................
Pero todo cambió en el momento en que la despidieron del trabajo, con el tiempo tuvo que dejar de pagar la hipoteca, eso o no podría pagar la luz, el agua y la comida. Después de algunas cartas, el banco le comunicó que el embargo del piso se haría efectivo dentro de una semana.
¿Que iba hacer?, ¿dónde iría? y lo peor ¿qué sería de su pequeño? La desesperación se apoderaba por momentos de sus pensamientos y no encontraba la manera de solucionar sus problemas. El vaso se había colmado esa noche cuando su hijo de 4 años le había pedido una taza de leche y había tenido que responderle que no había. Entró en su habitación, lo arropó con ternura y lo besó en la frente mientras las lágrimas afloraban en su rostro.
Subió lentamente las escaleras que la separaban de la terraza del edificio, abrió la puerta y un aire frío le golpeó en las mejillas, cerró la puerta y se acercó al borde peligrosamente,  pensó en abandonarlo todo, en dejar de sufrir, miró fijamente al vacío, a la oscuridad de la noche a la negrura de su alma y en ese momento creyó oír la voz de Dani que la llamaba, instintivamente se alejó del filo de la cornisa y se sentó en el suelo y lloró desconsoladamente.
Después de un rato bajó cansinamente las escaleras y justo en la entrada de su piso se encontró una bolsa con comida y varios litros de leche. La cogió avergonzada y entró de nuevo en la que aún era su casa. Se sentó en una de las pocas sillas que le quedaban y decidió que nada ni nadie volvería a hundirla de esa manera, su destino le pertenecía por muy difícil que se lo estuviera poniendo la vida, y lucharía para salir de donde unos desaprensivos que culpaban de todo a la crisis la habían puesto.



                                               





martes, 4 de febrero de 2014

Coraje

Lucía se levantó una mañana como tantas, y después de ducharse, comprobó en el espejo del baño que ese pequeño bulto que le había salido en el pecho, estaba un poquito más grande.
Decidió que no  podía dejarlo más, hoy sin falta pediría cita. A la semana estaba en la consulta del médico, haciéndose una mamografía.
Decidida y fuerte no le contó a los suyos lo que le pasaba, total para qué preocuparles si no tenía aún los resultados. 
Pasados unos días recibió una llamada del hospital. Con los nervios instalados en el estómago, emprendió el camino hacia la consulta, y en la sala de espera dejó volar su imaginación, pensó en todo y en todos,  en ese momento la enfermera le indicó que podía entrar.
Cuando entró la recibió la doctora Susana, que se sorprendió al verla sola, y le preguntó si no había venido con Javier, ante estas preguntas, Lucía empezó a sentirse más preocupada y fue entonces cuando la doctora le confirmó que tenia un tumor en el  pecho y que era imprescindible operar lo antes posible.
Después de preguntarle todo lo que le parecía importante, salió de allí.
Asustada y con lágrimas en los ojos ,vagó un rato sin rumbo, pero pasados unos minutos decidió que debía contárselo a su marido.
Quedó con él para tomar un café y en la terraza en la que estaban, le cogió de la mano y le dijo que fuera fuerte que lo necesitaba entero y a su lado para luchar juntos contra el cáncer que le habían detectado. Acercó su cabeza a la de él y se abandonó en sus brazos, mientras un llanto incontrolado la hacía temblar como una hoja, fue el único momento de debilidad que se permitió en todo el proceso.
La operaron y sólo faltó al trabajo los días de la operación, siguió dando sus clases, y los que la conocemos sólo nos enteramos con el tiempo que había tenido un cáncer de mama y que lo estaba superando, ni siquiera la quimioterapia le cambió el humor y en ningún momento dejó que nadie nos diésemos cuenta de lo que estaba pasando. Cuando después hablé con ella, me dijo, que sí, que al principio se asustó mucho, pero que luego comprendió que esto no podría con ella, era joven y tenía muchas cosas por hacer, nunca tuvo una actitud negativa y que gracias a eso logró superarlo, porque querer es poder y ella quería. Mi admiración y mi homenaje para esta valiente mujer y mucha actitud positiva para las personas que están pasando por este trance en un día tan señalado como hoy.



                             

lunes, 3 de febrero de 2014

Sensaciones

Verónica se removió en la cama, cerró los ojos con fuerza, y notó como los latidos de su corazón se volvían cada vez más violentos, más rápidos , le ordenó a su mente que se tranquilizase, que no había nadie, que todo había sido fruto de su imaginación, entonces un escalofrío recorrió su espalda mientras una mano se posaba en su hombro y una boca que no conocía le susurraba al oído que no luchase, que se dejase llevar. En ese momento sintió una paz infinita, aquella voz le susurraba al alma, abrió sus sentidos a lo desconocido y decidió que era mejor no ofrecer resistencia, abandonarse a esa sensación que empezaba a embriagarla. Fue entonces cuando notó una leve caricia en su cuello, suspiró y una sonrisa se dibujó en su rostro. Definitivamente no era un sueño, había reconocido esas manos y estaba dispuesta a disfrutar de ellas.........


     


                             

Olvidados

La vi una mañana de otoño, con su caminar cansino y desgastado, pretendía olvidarse del mundo o que el mundo la olvidara, quien sabe. Oculta tras ropa harapienta, y un aspecto descuidado, su sonrisa brillaba con luz propia en una cara llena de días vividos, de penas grabadas.
Después de verla durante varios días le ofrecí un café y muy amablemente me lo rechazó. Me dijo que gracias pero que ya había desayunado. A partir de ahí empezamos a saludarnos y poco a poco comencé a conocer su historia, su historia como la de tantos otros,  "olvidados", los que ya dejaron de contar para una sociedad capitalista que solo piensa en consumir y en tener más, que en ser.
Su carácter afable hizo mella en mí y pensé en ayudarla en cuanto pudiera, pero como dice el refrán, "el español piensa bien, pero tarde".
De un día para otro dejé de verla,le perdí el rastro. Nunca llegué a saber que había sido de ella, de su vida, quiero pensar que alguien se movilizó antes que yo y que la ayudó, y hoy vive feliz en otro lado, otro final me resulta muy doloroso, pero lo cierto es que como ella, miles de "olvidados" viven a nuestro lado sin que nos preocupe lo más mínimo, aunque deberíamos tenerlos presentes porque el mundo gira y gira y en una de sus vueltas podemos vernos en su misma situación.