lunes, 24 de febrero de 2014

Amor prohibido.

Amir, era un guapo muchacho de diecinueve años de tez morena, pelo negro rizado y ojos color caramelo.
Tenía una belleza singular, no pasaba desapercibido entre la multitud de estudiantes de la Universidad de Teherán.
Estudiaba medicina y era el tercero de cinco hermanos, dos chicas y tres chicos, su padre era miembro destacado del ejército, del denominado Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica.
Siempre se había sentido atraído por la política y luchaba por acabar con las injusticias sociales que asolaban su amado país, pero en Irán, esto podía pagarse muy caro, por lo que siempre extremaba sus precauciones a la hora de reunirse con sus compañeros y de hablar de sus ideas.
Hacía dos meses que había comenzado el curso, y en las clases coincidía con un alumno llamado Reza, de naturaleza introvertida, tímido, solitario, y que era brillante en todas las asignaturas, pero que con el paso de los días fue haciéndose amigo inseparable de Amir.
Asistían a clase juntos, comían en la universidad y le hizo confidente de sus preocupaciones por la situación del país.
Reza era hijo único ya que su madre murió en el parto, pero tenía numerosos hermanastros y hermanastras porque su padre un rico empresario se había vuelto a casar en dos ocasiones.
Reza le confesó un día a su amigo Amir que se había enamorado, pero que era un amor prohibido ya que él estaba casado, fue entonces cuando le confesó su homosexualidad, algo que Amir asumió con naturalidad, pero sobre todo advirtió a Reza que debía de ser muy cuidadoso ya que si las autoridades morales lo averiguaban lo pagaría con su vida.
A partir de ahora la discreción tenía que ser su máxima si quería seguir vivo, tanto él como su amante.
Los meses pasaron lentamente, y una mañana del mes de noviembre, cuando el frío y el viento arreciaban, unos fuertes golpes seguidos de voces, despertaron a Reza de su sueño, se levantó y aún medio dormido se dirigió a abrir a puerta.
Cuando abrió se encontró con una patrulla de la autoridad moral que lo empujaba hacia dentro y después la emprendían a golpes con él, lo tiraron al suelo, le dieron patadas, puñetazos y cuando estaba casi inconsciente, recordó las palabras de Amir, no habían sido muy cuidadosos y alguien los habría denunciado.
Lo sacaron de casa y lo montaron en un coche,mientras le escupían e insultaban, al cabo de un rato llegaron a la comisaría y le dijeron porqué había sido detenido.
Fue llevado prisión y allí estuvo durante un mes, hasta que se celebró el juicio y por fin supo que había sido condenado a muerte, él y Alí, su amor, serían ahorcados en el plazo de diez días. 
Mientras tanto Amir intentaba movilizar a todo el mundo para que la sentencia no se cumpliera, acudió al padre de Reza, y éste no quiso saber nada de su hijo, había deshonrado su nombre y para él su hijo ya estaba muerto. Nadie de la familia quiso acudir en su ayuda.
Por fin se decidió a hablar con su padre,un militar rígido y severo pero que escuchó con atención las palabras de Amir, y cuando hubo terminado le comunicó que haría lo que pudiera para que le conmutaran la pena, pero que no le podía prometer nada.
El tiempo pasaba inexorablemente, y el día de la ejecución llegó sin que nadie pudiera evitarlo.
Amir no quería acudir pero luego pensó que sería la última vez que vería a su amigo con vida, decidió aguantar su dolor y presenciar la ejecución.
Cuando sus miradas se cruzaron se lo dijeron todo sin hablar, y cuando Reza fue ajusticiado, Amir corrió a su casa a llorar a su amigo, al que le había hecho una promesa cuando lo miró por última vez, viviría para defender los derechos de los ciudadanos iraníes y denunciar lo que sucedía en su país, aunque para eso debiera vivir en la clandestinidad o fuera de su tierra, pero el mundo debía saber lo que sucedía allí en pleno siglo XXI. 

        

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